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Pravia celebra el Corpus con el cáliz de oro del Potosí, después de más de treinta años

Se trata de una de las principales alhajas de la colegiata, cedida por el Museo Diocesano, donde está depositada

La custodia de plata, otra de las alhajas del Potosí, donde procesiona el Santísimo, ayer, exhibida en la charla en Pravia. S. ARIAS

El Corpus Christi de Pravia se celebrará con el cáliz de oro de las minas del Potosí, del antiguo Virreinato de Perú, después de más de treinta años guardado en el Museo Diocesano. Se trata de una de las principales alhajas de la colegiata, erigida por Fernando Ignacio Arango Queipo en 1718 con la fortuna que hizo en América. Una pieza que ayer mostró el párroco, José Pérez Barcia, en la conferencia que ofreció la historiadora del arte Yayoi Kawamura sobre el templo y su decoración con motivo de la fiesta y que será empleado en la bendición del Santísimo, mañana.

"Todas estas alhajas son piezas típicas del Virreinato de Perú, la riqueza de la colegiata es tremenda y es probablemente porque Arango Queipo vuelve con muchísima fortuna de Perú, donde va con su tío Juan Queipo de Llano, Obispo de Sucre, todos los metales preciosos que mantenían España, salían de la mina del Potosí", señaló la historiadora, emocionada al poder ver de cerca el magnífico cáliz.

Una riqueza en la construcción, inspirada en el renacimiento italiano, que está muy relacionada con El Escorial (Madrid): "Son idénticas, los arcos de medio punto, la bóveda de medio cañón y los motivos geométricos son iguales, no se conoce el arquitecto pero seguramente estaba en la Corte, muy al día en aquella época del estilo clasicista". También el triple arco de la entrada lo comparó con El Escorial y otros templos madrileños.

Una riqueza también en los retablos e imágenes de la colegiata que generó tensión con la Catedral de Oviedo. "Tiene celo de Pravia por el nivel altísimo de la colegiata y encargan que las imágenes del retablo de La Inmaculada sean las mismas que hay en el retablo de Pravia, pero no lo consiguieron porque el autor, Juan Alonso Villabre Ron, ya había fallecido", explicó Kawamura, quien destacó que la imagen de Santa Ana "es la más bella del Barroco de Asturias".

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