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"Machaca la sidra", critican los puristas del escanciador mecánico, en expansión

La asociación tradicional propone reforzar la figura del echador profesional dándole formación sobre las características del producto

Nieves Noval toma un culete escanciado mecánicamente en La Teya. M. M.

El debate sobre el uso del escanciador mecánico está servido y más en Pola de Siero, donde su arraigada cultura sidrera genera mayor defensa de las tradiciones que contrasta con la presencia en el municipio de la principal distribuidora de estas máquinas, que comercializa unas 15.000 al año. El escanciador eléctrico también tiene sus defensores, que destacan que facilita el consumo de la bebida y que no ha de verse como competencia al escanciado manual.

"Estoy totalmente en contra de esos aparatos", sentencia Óscar Flórez, representante de la Asociación de Fomento de la Sidra Tradicional Asturiana. "En casa puedes usar lo que quieras, pero no bebes sidra, estás machacando sidra", afirma tajante. Precisamente los escanciadores mecánicos tienen mucha salida para uso doméstico, ya que permiten tomar un culete sin las limitaciones que impone el escanciado tradicional, que ensucia. "Tampoco defiendo su uso en establecimientos en los que se venda sidra, porque la sidra tiene que venderse en sidrerías. Ha de cuidarse la bebida", agrega Flórez, que dice defender la calidad, la especialización y el trato profesional a la hora de trabajar los caldos asturianos. Así que no justifica que "por comodidad" se incluyan estos escanciadores mecánicos.

"Nuestra sidra tiene que ser escanciada porque si no lo que tenemos es un vaso manchado de sidra", manifiesta. "Se diferencia del resto precisamente porque se escancia y de ninguna manera se puede hacer con un muñeco o tapón", insiste el representante de la Asociación de Fomento de la Sidra Tradicional Asturiana.

Flórez no cree en su uso en momentos ocasionales. Pone como ejemplo que "antes también era habitual tomarla a morro de la botella, pero así no sacas las mejores prestaciones de la bebida". Para obtener sus virtudes, una vez embotellada, "tiene que estar bien escanciada y por profesionales". Son muchas las voces que apuntan, precisamente, a la dificultad que muchas veces los hosteleros tienen para encontrar escanciadores. Así lo confirma, por ejemplo, Alfredo Helguera, de la sidrería El Polesu, donde no utilizan escanciadores mecánicos, como en casi todas las sidrerías de la Pola. Cuidan mucho esta tradición y sus clientes así lo demandan. Los establecimientos hosteleros que venden sidra como una bebida más, pero no están especializados, sí echan mano de estos aparatos.

Los responsables de la Asociación de Fomento de la Sidra Tradicional Asturiana están trabajando para empezar a impartir cursos en otoño, en los que prepararán a profesionales de la bebida, pues defienden que los escanciadores no han de ser meros echadores de sidra, tienen que conocer el producto con el que trabajan y asesorar al cliente. "Necesitamos profesionales, no escanciadores, porque para eso ya tenemos a los muñecos", insiste Flórez. Esta mayor profesionalización, subraya, ha de suponer un reconocimiento y mejor salario.

Pero reconoce que este es otro eterno debate, que incluye el cuestionado precio de la manzana y de la sidra. "La pelota está en nosotros, los consumidores, que tenemos que valorar la calidad y el servicio", sostiene. Cree que el chigrero ha de aconsejar al cliente sobre la sidra que tiene (más tierna, nueva, sobre la madre...) y este colectivo apuesta por la formación del consumidor. "Así la gente se sentirá más atraída y sabrá lo que está bebiendo", argumenta Flórez. "No defiendo que suba el precio de la sidra, pero sí que se pague más por una buena que por otra corriente", explica.

Guillermo Garrido, responsable de productos para hostelería de la distribuidora de complementos de embotellado COEM, ubicada en Aramil, defiende el auge de los escanciadores mecánicos. Denuncia que "hay mucho oportunista en el mercado", pues al ser un producto cada vez con más demanda muchos se animan a diseñar modelos y, en estos casos, "sin ningún tipo de control".

Garrido defiende que estas máquinas permiten atraer clientes a establecimientos de hostelería que no son sidrerías, pero venden esta bebida. También "llegas a gente que descubre por primera vez la sidra, muchos turistas, que se llevan un escanciador y les va a facilitar tomarla allí. Es una solución para la expansión de la sidra fuera de Asturias". Además, destaca que "cada vez hay más sidra en los lineales de los supermercados y quienes la compran la consumen con un escanciador porque en un piso no puedes escanciar". Si no fuera por estos aparatos, echar un culete "impide su consumo fuera del ámbito sidrero".

En cuanto a que estos aparatos "machacan la sidra", como apunta Flórez, Garrido responde que "hay máquinas de distintas calidades". Las profesionales -que pueden llegar a costar hasta 400 euros- que realizan "un escanciado perfecto". Reconoce que "a mano es un lujo, nadie lo discute, pero estas máquinas son un complemento y una manera de que se consuma más sidra".

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