"Obra necesaria" es un concepto contrario e incompatible con "obra faraónica". La primera es la que se realiza para mejorar, avanzar o solucionar. La segunda es la que carece de utilidad y se alumbra por el deseo de notoriedad o la megalomanía de algunos, fundamentalmente los que la idean, proyectan y financian. Lo malo de las obras faraónicas con cargo al erario público es que los financiadores somos los contribuyentes, o lo que es lo mismo, todos los ciudadanos. Pues bien, con esta introducción queremos desembocar en la definición de lo que quiere el Gobierno socialista de Asturias para el puerto de Candás, plasmado en el rimbombante Plan Territorial Especial para la Estrategia Integrada de Gestión Portuaria Litoral: estamos ante un proyecto innecesario, ante una idea típica y desgraciadamente faraónica.

El puerto de Candás tiene carencias que deben ser abordadas por afectar negativamente a nuestro sector pesquero. Estamos hablando de la falta de calado y de los problemas de seguridad, que son dos falencias que las obras llevadas a cabo por el Gobierno de Asturias en tiempos del presidente Álvarez Areces, no fueron capaces de solventar con un mínimo de rigor. En este caso, el proyecto original diseñado por la administración de Sergio Marqués, no fue ejecutado completamente, y eso ha devenido en las frecuentes obras de dragado, realizadas a destiempo casi todos los años, esto es, en pleno verano y con la playa llena, para disgusto de bañistas y pescadores.

En el marco anteriormente descrito, desde el Partido Popular de Carreño hemos venido defendiendo lo que se escucha en el concejo como un gran clamor. Es un grito claro que dice: no podemos seguir perdiendo lo nuestro. No porque sea lo mejor, sino por la necesidad de proteger el medio que nos rodea y no seguir deshaciendo los lazos que nos unen con el pasado, con los que nos han precedido, con la idiosincrasia que tienen todos los pueblos. Por supuesto que hay que progresar y mejorar, pero conservando lo bueno y esencial. La desaparición de la playa de la Pregona bajo una capa de aslfalto, la destrucción de la Peña Furada y la farola de los Ángeles, la inhabilitación del espigón para el uso que tiene en la actualidad, deben quedar fuera de cualquier proyecto, porque mejorar el calado y aportar seguridad al puerto de Candás, son acciones que no requieren caer en la barbarie de la destrucción. La gente ha dicho que quiere avanzar sin arrasar, y esa voz debe ser escuchada.