La Foz (Morcín),

David MONTAÑÉS

Los expertos culinarios plantean que el aprovechamiento gastronómico de los nabos se remonta cuatro siglos en el tiempo. Durante este período la presencia de esta hortaliza en los fogones ha pasado por diversas fases, convirtiéndose en los años de la posguerra en una recurrente y obligada receta para combatir el hambre. La Cofradía de los Amigos de los Nabos de Morcín celebró ayer, coincidiendo con la festividad de San Antón, la jornada central de su IV Gran capítulo, un encuentro entre gastronómico y cultural que ya cuenta con numerosos adeptos. Arropados por otras casi treinta órdenes de España, Portugal y Francia, esta asociación dio la bienvenida a tres nuevos cofrades numerarios: Edelmiro González, Eduardo Álvarez y José Luis Dorado. El maestro de ceremonias les abrió las puertas de la hermandad a la voz de «besa$27l nabu». Tras cumplir con la hortaliza, pasaron a integrar un colectivo que ya cuenta con treinta miembros.

La jornada festiva que se celebró ayer en La Foz tendrá su continuidad el 21 de enero con el XXVII Certamen del queso afuega$27l pitu, sin duda uno de los grandes eventos gastronómicos de la comarca del Caudal. Pero ayer el protagonista era el nabo, que fue besuqueado, ensalzado y engullido sin remilgos ni miramientos. En el programa de actos destacó el nombramiento de los nuevos cofrades de honor, distinción que este año ha recaído en el párroco de La Foz, José Manuel Valle Carbajal; en el árbitro internacional Manuel Enrique Mejuto González; en la periodista Lourdes Maldonado, y en el empresario Gabriel Basilio. Todos ellos agradecieron el reconocimiento y alabaron la labor que está realizando este colectivo. Mejuto González recordó que con anterioridad ya ejerció de pregonero en las jornadas dedicadas a los nabos que se celebrarán en Sotrondio: «La verdad es que es una hortaliza que no me es ajena», puntualizó el colegiado.

El IV Gran capítulo se desarrolló en un ambiente festivo. El buen tiempo contribuyó a ensalzar el programa de actos. El tímido y perezoso invierno regaló una gran mañana de sol. Mejuto González agradeció el espléndido tiempo, pero se mostró receloso como ante un delantero piscinero. «Esto no hay quien lo entienda, el año pasado pité en Rusia por estas fechas y estaban a treinta bajo cero y ahora están a cero grados». Con calor o con frío, los nabos dejaron ayer un buen regusto en La Foz de Morcín.