Langreo, Pablo CASTAÑO

Los ministerios de Industria y Medio Ambiente pretenden impulsar la construcción de centrales hidráulicas reversibles, como la de Tanes-Rioseco, para reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y combatir así el cambio climático. Cuando se cumplen 30 años de su construcción, el sistema de pantanos del alto Nalón se ha convertido en un ejemplo de futuro para el sistema eléctrico nacional. El Gobierno central está buscando alternativas energéticas que permitan garantizar el abastecimiento eléctrico y, al mismo tiempo, reducir las emisiones de CO2, principales causantes del incremento del efecto invernadero. En esa búsqueda de alternativas, el Ministerio de Medio Ambiente se fija en las centrales hidroeléctricas reversibles, un invento de los años setenta que en Asturias tiene como único ejemplo el sistema de pantanos del alto Nalón, formado por las presas de Tanes y Rioseco.

Estos sistemas hidroeléctricos son circuitos cerrados de agua formados por dos embalses situados a distintas alturas y comunicados por una tubería que hace pasar el agua por una turbina reversible. En las horas de fuerte demanda eléctrica -horas punta en las que la tarifa es más alta- el agua desciende desde el embalse superior al inferior generando energía. Y por las noches, cuando baja la demanda y la tarifa eléctrica es más barata -horas valle-, se bombea el agua del embalse inferior al superior aprovechando la energía de las fuentes continuas -como la producida en las centrales nucleares- para generar más energía en la turbina reversible y disponer de agua en el embalse superior para cubrir las horas de más demanda eléctrica.

Las centrales como la de Tanes-Rioseco son la apuesta de futuro de los ministerios de Medio Ambiente e Industria para aumentar la generación de electricidad sin costes ambientales y compensar, al mismo tiempo, el consumo eléctrico de las numerosas desaladoras que se construyen en el litoral mediterráneo. Con una red de centrales hidroeléctricas reversibles, sin necesidad de tener que construir grandes nuevos pantanos, se podrán cubrir los picos de demanda eléctrica sin acudir a las centrales térmicas de carbón o de fuel, y podrán venir al auxilio del sistema eléctrico cada vez que el viento se pare y se caigan los parques eólicos.

Teniendo en cuenta esos factores, el Ministerio de Medio Ambiente ha convocado en varias ocasiones a los representantes de las principales empresas eléctricas para convencerles de las bondades de esos sistemas de circuito cerrado de agua. Las eléctricas ven con buenos ojos el planteamiento del Ministerio de Medio Ambiente y calculan que esta modalidad de presas tiene un potencial superior a los 3.000 megavatios, pero reclaman que se agilicen los trámites porque actualmente se tarda unos seis años en obtener una licencia.

En España hay poco más de una docena de centrales reversibles, entre ellas la Tanes-Rioseco, que tiene una potencia de 123 megavatios en generación y 114 en bombeo. Según los últimos informes anuales de HC Energía, empresa que explota la instalación, la central está operando al máximo de su rendimiento dado el contexto energético actual, que penaliza la producción eléctrica con fuentes contaminantes.

Organizaciones como Ecologistas en Acción también han criticado el funcionamiento de la central hidroeléctrica de Tanes porque, a su juicio, juega con el precio de venta de la electricidad, al bombear agua en los momentos en los que el precio es bajo y generar energía en los puntos de precios máximos, y se da prioridad al uso del agua para generar electricidad por encima del abastecimiento o del mantenimiento del caudal ecológico.