Figaredo,

Aitana CASTAÑO

De niño, Antonio Corral miraba por la ventana y sólo veía mina: el castillete del pozo, las escombreras, los mineros, el negro carbón que salía en mulas y después en carros? Pasaron los años, el joven Corral creció y la ventana de su casa se convirtió en la mirilla de una cámara fotográfica y en cientos, miles de imágenes. Una parte de esas fotografías se publicó en 2005 bajo el título «Paisaje minero». Este año, y como un homenaje «sentido y pasional» al paisanaje, a los mineros, se ha editado la segunda parte, «Hombres de carbón», que ha contado «con el apoyo inestimable» del Consorcio de la Montaña Central.

«Las fotos más antiguas que aparecen en "Hombres de carbón" pertenecen a 1984, las últimas a 2007. He querido conformar el libro como una secuencia organizada. Representa un día en la vida de un minero», explica Corral, cuya casa familiar se ubica en el barrio de Cortina, en Figaredo. La primera imagen muestra una vista general del pueblo de Moreda, con el perfil del pozo San Antonio al fondo. La cámara de Corral se acerca después a la entrada de la mina Mariana, al vestíbulo de Samuño, a las pintadas a tiza de los mineros que humanizan las paredes negras del pozo Santiago de Aller, a los vestuarios, al tajo: una impresionante imagen a dos páginas, en el centro del libro, muestra el trabajo de un minero en una veta horizontal. El trabajo exterior de las minas toma el relevo a la oscuridad del interior, para pasar después a las duchas y a las calles, las casas, los bares, la familia. Si uno no conoce la idiosincrasia minera, puede hacerse una idea tan sólo pasando las páginas. Los rostros dejan de ser propios y personales para convertirse en el reflejo de una procesión, de un modo de vida.

Muchas horas y la colaboración de los trabajadores hicieron posible el libro. «Sin ellos no hubiera podido hacer nada de esto. Los mineros fueron los que se preocuparon por mí, los que me acompañaron, me dieron explicaciones, los que permitieron que compartiera con ellos momentos íntimos de la vida de la mina. Me sentí uno más y el resultado creo que así lo demuestra», señaló Corral.

Este fotógrafo mierense, director de la Escuela GrisArt-Escola de Barcelona desde 1985, defiende que sus «Hombres de carbón», «pese a estar formado por fotos de mineros de Nalón y Caudal, huye de localismos. Las fotos están hechas en Asturias, pero cuentan la historia de los mineros de Polonia, Chile, Siberia o Sudáfrica».

Corral, que lleva tres décadas en Cataluña, considera que cualquier fotógrafo, sea de donde sea, puede llevar a cabo un trabajo de estas características, aunque también apunta que «tengo que reconocer que yo, al ser natural de la cuenca minera, poseo una pasión especial por la mina y, claro, si unes un tema que te interesa con las ganas de saber y tu trabajo, las cosas salen bien, sentidas. Yo estaba muy involucrado».

En los veinte años largos que recorren las páginas de «Hombres de carbón» han cambiado muchas cosas, aunque Corral cree que otras permanecen: «La solidaridad y la forma de ser de un minero no han variado. Ahora son muchos menos que antes, pero las personalidades se repiten».

En blanco y negro, como si en los pueblos mineros la niebla nunca dejara paso al sol y así quedasen inmortalizados en el papel, «Hombres de carbón» ha llegado a las librerías de toda Asturias. En la cartera de Antonio Corral los trabajos relacionados con la mina no se acaban. «Trabajo en una Enciclopedia de la Mina que me llevará aún unos años de labor. Pero mi proyecto a más corto plazo es la realización de una película sobre las minas de alta montaña como Jovesa o Minas del Principado, en Aller. Que ahora están cerradas».