Langreo, M. I.

El área recreativa de La Joécara fue, un año más, el punto neurálgico de la diversión del último día de las fiestas de Santiago Apóstol. La tradicional jira marcó el desarrollo de una jornada que arrancó a las once de la mañana con el reparto del bollo y la botella de vino en la sede de la Sociedad de Festejos «Santiago Apóstol». El mercado de los lunes en Sama y la música de la charanga «Pepe El Chelo» de Candás, junto con los sonidos de la gaita y el tambor ambientaron las primeras horas del festejo santiaguín.

Poco antes de las seis de la tarde, los romeros se fueron concentrando en la calle Víctor Felgueroso, frente a la sede social de Santiago Apóstol para, a continuación, y acompañados por la charanga «Pepe El Chelo» de Candás y una pareja de gaitero y tamboritero, iniciar la ascensión al área recreativa de La Joécara. La jira de las patronales de Sama 2009 contó con la participación de varias peñas, entre ellas las del Travelling, Pub El Divino, Sheffield y Burger Gufy, que era la más numerosa y la más animosa.

Una vez en el área recreativa de La Joécara, los romeros cumplieron a rajatabla con las tradiciones de años anteriores y los más jóvenes volvieron a convertir la jira en un descenso a lo loco y sin frenos por el surco de barro que ellos mismos improvisaron mojando la hierba con agua para deslizarse mejor. Los patinazos y derrapajes fueron una constante y el centro de la diversión entre la juventud. La mayoría se lanzó por el tobogán a la manera tradicional deslizándose con el cuerpo, pero alguno utilizó un patinete para descender a toda velocidad. Ésa fue la gran novedad de este año.

Mientras los más jóvenes se divertían con el descenso en caída libre, los integrantes de las peñas empezaban a regar el paladar con sidra, cerveza y calimocho, la bebida más demanda por los romeros. La charanga «Pepe El Chelo» de Candás animaba la merienda con distintos acordes, si bien algunas peñas llevaban su propia ambientación musical. Por supuesto, las típicas tortillas y empanadas, junto con los clásicos bollos preñaos, no faltaron en la fiesta campestre de La Joécara, pues había que meter algo en el estomago para evitar que el calimocho y la sidra enturbiaran demasiado los sentidos.

Tras la folixa vivida en el área recreativa de La Joécara, el festejo santiaguín se trasladó al parque Dorado. A las diez de la noche los componentes de la orquesta «Dominó» comenzaron a hacer sonar sus instrumentos con el fin de ambientar las horas nocturnas del último día de las patronales de Sama. Sobre las doce de la noche la orquesta «Dominó» interrumpió su actuación para que los samenses abandonaran la carpa del parque Dorado y se trasladaran hasta las orillas del río Nalón, donde los miembros de la Sociedad de Festejos «Santiago Apóstol» tenían preparado un espectáculo pirotécnico. Un gran castillo de fuegos artificiales iluminó el cielo de Sama y después «Dominó» puso el colofón con más música.