Historiador, integrante del equipo de la Universidad que documenta las fosas comunes

Mieres / Langreo, M. Á. G.

Pedro Luis Alonso es historiador y forma parte del equipo de tres personas de la Universidad de Oviedo, coordinado por Carmen García, que se ocupa de localizar y documentar las fosas comunes existentes en Asturias. Después de cinco años de arduo trabajo y de cientos de entrevistas con familiares o conocidos de represaliados, el equipo ultima la recopilación de datos para publicar el estudio, a lo largo de la próxima primavera. Dentro del grupo de investigadores, Alonso es el responsable de cubrir la zona de las comarcas mineras.

-¿Cuáles son los objetivos del estudio?

-Se está elaborando una base de datos con la localización de las fosas que podrá servir para posteriores investigaciones. Los datos se depositarán en el archivo histórico provincial y, probablemente, se remitirá una copia al archivo de la guerra civil, en Salamanca. El estudio no está concluido y los datos que manejamos sobre la cifra de fosas son provisionales.

-¿Por qué hay tantas fosas comunes en Aller y Lena?

-Son dos concejos en los que hay mucha información sobre las fosas, mientras que en otros es más difícil documentarlas. En Lena fue de gran ayuda un estudio previo muy amplio que había hecho Felicísimo Gómez Villota, «Félix Espejo», ya fallecido. Su padre murió fusilado y su hermano, asesinado. En Lena hay muchas fosas en la carretera de Pajares. Otras muchas han quedado destruidas por las obras de la Variante. En Aller, hay testimonios de enterramientos colectivos en el valle de San Isidro y la zona de La Collaona. En otros sitios como Langreo, sólo tenemos conocimiento de una en la zona de La Venta, porque lo habitual era bajar a la gente a los cementerios.

-¿Cómo se desarrolla el proceso de localización de los enterramientos colectivos?

-Hay lugares conocidos por todos donde hubo enterramientos de este tipo, como el pozo Fortuna. Sin embargo, la gran parte de la información se consigue hablando con la gente, ya sea en entrevistas de varias horas o para confirmar un dato concreto. Nosotros no nos dedicamos a excavar sino a documentar la existencia de las fosas, principalmente a través de testimonios orales porque es muy difícil encontrar información escrita. Sabemos los lugares de las fosas que hay o de las que los informantes creen que hay.

-¿Está vinculado el elevado número de fosas de las Cuencas con la brutalidad de la represión ejercida?

-Es indudable que el componente ideológico de las Cuencas contribuyó a que estos territorios sufrieran la represión de forma más intensa. En algunas zonas como Aller, los ajustes de cuentas fueron violentos por ambos bandos. La represión ejercida por el bando republicano hacia los nacionales fue devuelta con creces por las tropas de Franco cuando entraron en el concejo, tras la caída del frente del Norte, quizá esa sea una de las causas que explica la existencia de tantas fosas. En términos generales también hay que tener en cuenta que la represión en Asturias no obedeció sólo a un trasfondo político. También hubo otros factores.

-¿Como cuáles?

-Es evidente que la gente significada políticamente sufrió represión, pero también hubo denuncias entre vecinos por motivos económicos, para quedarse con la casa, con la vaca o con el «prau» del paisano que vivía al lado. Hay testimonios de personas que no volvieron a ver a un familiar y que se encontraban con un vecino que llevaba una chaqueta o algún objeto personal de la persona que había desaparecido.

-¿Todavía se muestran temerosos los entrevistados al hablar de la represión?

-Depende mucho de la zona. En las Cuencas la gente no tiene tanto problema, pero en zonas como el Occidente sigue habiendo miedo por todo lo que pasó. De hecho, en los Oscos no fuimos capaces de realizar ni una sola entrevista porque la gente no quería hablar.

-¿Cuál es el episodio que más le ha llamado la atención en los cientos de entrevistas que ha mantenido?

-Hay muchos, pero ahora se me viene a la cabeza el de un señor que ahora vive en el Bierzo y que siendo niño, jugando en las proximidades del pozo Fortuna, fue testigo de cómo asesinaban a varias personas, incluida una mujer que estaba embarazada.