Mieres del Camino,

Antonio LORCA

Pasado, presente y futuro de la tonada asturiana tendrán a partir de hoy un lugar de encuentro: el Centro de Estudios de la Asturianada. Está en Mieres y lleva el nombre de una de las grandes damas de la tonada: Diamantina Rodríguez, que, a sus 89 años, asistirá a la inauguración del centro, ubicado en la antigua casa del notario Vigil, que ha sido reformada para que albergue un lugar en el que se digitalizarán canciones, se formará a nuevos valores y se organizarán eventos.

En la casa de la asturianada, en la planta baja, se ubicará una estancia con la tecnología necesaria para digitalizar canciones y realizar labores de administración. Dejando a la derecha este lugar, se encuentran las escaleras. Mientras las subes, en la pared se recuerdan a mitos de la canción asturiana: allí están María Argüelles, «La Pita»; Ángel González Rodríguez, «El Maragatu»; Obdulia Álvarez Díaz, «La Busdonga», o los cuatro ases: Cuchichi, Botón, Miranda y Claverol, entre otros.

Una vez en el primer piso, se ve una amplia habitación donde se expone el que es, según el director de la Casa de la Cultura, Ismael González Arias, «el primer tocadiscos de Mieres», encontrado en «una casa de fiestas de Cenera y que data de 1958». Se trata de un aparato verde que da la sensación de salir directamente de la prehistoria. Al lado, una pantalla plana de televisión gigante representa la modernidad.

En esa misma estancia, a la derecha, se sitúa un lugar con sillas y enfrente un proyector. Allí tendrán lugar las clases en las que los maestros transmitirán sus conocimientos a los nuevos valores. Más arriba, una pequeña habitación desde donde se puede ver la planta de abajo y que, hasta ahora, permanece vacía.

«Somos conscientes de la responsabilidad que tenemos», asegura Diana González, concejala de Cultura del Ayuntamiento de Mieres, que no quiere ni oír hablar de la palabra museo para describir este centro: «No es un museo, es algo dinámico que tiene el objetivo de mantener viva la tonada asturiana».

El centro tiene dos objetivos. Por un lado, archivar y digitalizar canciones. Hasta ahora se ha hecho con 1.400 y todo aquel que tenga material antiguo podrá llevarlo hasta allí con el fin de que se conserve. Por otro, realizar una labor de difusión de la tonada, poniendo medios para que todos los interesados se acerquen a este mundo. Además, esta casa nace con vocación de crecer. El Ayuntamiento compró la casa de al lado para reformarla y complementar así el centro con un lugar más dedicado a exposiciones.

En su día en esta casa vivió el notario Vigil con sus dos hijas: Elena y Carmen. Esta última fue pianista y acompañaba en ocasiones a Diamantina Rodríguez. Así lo hizo en la grabación de uno de sus discos más famosos: «El cancionero de Torner» en la voz de Diamantina Rodríguez. Fue un disco valiente en el que Diamantina rescató, en plena dictadura, la figura de un cantante republicano que tuvo que marchar para el exilio. Hoy, ambas mujeres se vuelven a unir en la que será para siempre la casa de la tonada.