La prensa extranjera está estos días atacando duramente al jefe del Ejecutivo central, José Luis Rodríguez Zapatero, con motivo de la Presidencia española en la Unión Europea durante este semestre. La mala situación económica que vive España en estos momentos contribuye a que medios como el periódico inglés «Financial Times» o el alemán «Frankfurter Allgemeine Zeitung», entre otros destacados rotativos europeos, se dediquen a censurar y a poner en entredicho la actuación española en la gestión europea durante este tiempo de control gubernativo. Es una lástima y resulta lamentable ser el hazmerreír del continente con ese tipo de editoriales, crónicas y comentarios sobre el papel que tiene que desarrollar nuestro país en este mandato interino en la Unión. Pienso que es un exceso periodístico de algunos tabloides ese tratamiento tan indeseable y grosero. No me gusta verme retratado en los papeles y menos al presidente del Gobierno de España, que es, a fin de cuentas, el presidente de todos nosotros. Y todos estamos implicados en esas críticas, mal que nos pese, y creo que no son de recibo. Ahora bien, los ingleses y los alemanes, a través de sus medios, observan el deterioro en que está sumido nuestro país, con una tasa de paro insostenible, un déficit público galopante y las arcas estatales casi vacías, y piensan que si el Gobierno español no sabe gestionar la crisis, mal puede hacerlo en Europa. Las críticas van por ahí, sin duda alguna, y también por lo sobrado de Rodríguez Zapatero en sus absurdas y atrevidas declaraciones.

En Europa comienzan a vernos débiles, endebles y no se fían un ápice de nuestros gestores para llevar a cabo un temporal mandato serio, digno y eficaz de la Unión Europea. Los comentarios periodísticos y televisivos son fuertes, duros y dejan a Rodríguez Zapatero y a su Gobierno en una situación negativa y lastrada. Barrunto que es un tiempo de gestión europea nefasto para nosotros y para el resto de estados asociados. Rodríguez Zapatero está perdido en su soledad, su Gobierno le censura en voz baja, el Partido Socialista se encuentra desorientado y la oposición sólo sabe esperar -sin dar muchas soluciones- a que el deterioro de la economía succione con todo su poder al Ejecutivo español y convierta a esta España nuestra en un yermo erial y sin salida a medio plazo. Malas fechas para acercarnos al poder de Europa y además el cuarto poder nos trata sin benevolencia, nos toma por imbéciles y se mofa de un Gobierno y un Presidente que hacen lo que pueden e intentan cumplir como campeones durante este semestre de mando en plaza europeo.

Cuando estaba leyendo el duro editorial del «Frankfurter Allgemeine Zeitung», sufría en cada línea, en cada párrafo... Me atormentaba su descaro periodístico, quizá con suficiente razón por lo mal que está España en el plano económico, pero al mismo tiempo notaba como una afrenta hacia mi país y pienso que no hay derecho a soportar semejantes descalificativos y soflamas... Los medios de comunicación europeos -los más destacados- han entrado de lleno en la política española y no perdonan que aquí no se gestione bien la recesión, que vayamos de mal en peor, que hayamos tirado por la borda años de bonanza económica, que el turismo nacional comience a perder peso internacional y, para más descortesía, el mencionado rotativo alemán «FAZ» se pregunta si Europa podrá cubrir los daños del semestre español. Espero que la oficina de prensa de Moncloa prepare una declaración solemne de exigencia de rectificación a esos periodistas que nos quieren muy poco, nos envidian, nos dan palos y nos tratan como ciudadanos de segunda. A lo mejor esa sensación europea es gracias a que el propio Rodríguez Zapatero y su Gobierno no han sabido vender sus planes anticrisis y lograr que la tasa de paro esté al mínimo con la esperanza de alcanzar cuanto antes el pleno empleo. El asturiano José Manuel Campa pienso que se equivocó al aceptar la Secretaría de Estado de Economía. En temas de economía no hay varitas mágicas, hay gestión, reformas laborales, eficacia en las acciones, talante el justo y a esperar a que los brotes verdes hagan su presencia en el negro panorama. Lo demás son fuegos de artificio. ¡Ay España!