Mieres del Camino,

Antonio LORCA

Detrás de cada alumno inmigrante que llega a un instituto hay una historia de dificultades y un complicado proceso de adaptación. Dejar una parte de tú familia, el colegio donde están tus amigos, y pasar a otra vida en la que todo es desconocido supone un gran esfuerzo. Para ayudar a que ese esfuerzo sea menos traumático el IES El Batán de Mieres organiza cada año unas jornadas de integración dedicadas a sus alumnos extranjeros.

Una de las actividades de estas jornadas que se celebraron el pasado martes consistió en que cuatro alumnos de tres países diferentes dieran una charla sobre su lugar de origen al resto de alumnos. Los chicos -una rumana, dos polacos y una portuguesa- prepararon una presentación en «power point», leyeron poesías de los escritores más representativos de sus países y les contaron al resto de sus compañeros lo difícil que fue dejar su casa y amigos. «No fue fácil conseguir que subieran al estrado y se dirigieran al resto de sus compañeros. En algunas de las charlas la emoción les hico llorar. Lo más sorprendente fue que en el salón de actos, lleno de gente, no se oía ni un murmullo», dice la orientadora del instituto, Blanca Núñez.

Una vez superado ese miedo, Daniela Sefer, Cristina Inés, Yakub Kacala y Hadur Magada subieron al estrado y compartieron con el resto de compañeros sus conocimientos sobre sus países y lo que habían sentido al salir de ellos. Daniela Sefer explicó, después de dar una completa charla sobre la geografía y cultura de su país, que lo primero que pensó cuando llegó a Mieres fue: «¡Hay Dios mío, dónde me he metido!». «El motivo de que nos viniéramos para España fue el trabajo y por eso tuve que dejar a mis amigos, a mi tío y mi otro colegio donde tenía a mis amigos», explicaba está alumna rumana.

Una historia similar a la que vivió la portuguesa Cristina Inés, de la ciudad de Seia (Guarda), que rememora con dolor lo difícil que fue el momento que le llegó -hace ahora 9 meses- de «hacer la maleta». «Yo no quería venirme, tenía en Portugal a mí novio y a mis amigos», explica esta alumna del IES El Batán que aún usa muchas palabras portuguesas para explicar las «saudades» que tiene de su país. Más adaptado esta ya Yakub Kacala, que lleva 4 años en Mieres, adonde llegó procedente de la ciudad de Auschwitz. «Recomendaría a todos mis compañeros que llegan de afuera que hablaran con la gente y que no tengan miedo a equivocarse», explicaba.