Langreo,

Miguel Á. GUTIÉRREZ

El Fondo Asturiano para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS) pondrá en marcha este año un plan de seguimiento y recuperación del oso cantábrico en los concejos de Caso, Sobrescobio y Ponga, similar a los que la entidad ha desarrollado con éxito en la zona central de Asturias. El programa incluye la toma de fotografías y de muestras de ADN, a través de restos de pelo y excrementos, para localizar e identificar a los plantígrados que se mueven por la zona del parque de Redes. También se plantarán frutales en fincas de alta montaña y se pondrán en marcha estaciones de polinización, con el objeto de promover la apicultura de montaña y la generación de frutos silvestres que contribuyan a hacer este espacio más atractivo para las poblaciones oseras. Por último, el FAPAS dispondrá de una sede permanente en la zona para coordinar el plan.

«Nuestra intención es desarrollar en la zona oriental de Asturias un programa parecido a los que tenemos en marcha en la zona central, y que han contribuido a aumentar la población de osos», indicó Roberto Hartasánchez, presidente de FAPAS. «Tenemos el apoyo del Principado y también estamos negociando con una empresa privada, que está muy interesada en colaborar para la puesta en marcha de este plan en particular», argumentó el responsable de la organización para la protección del oso, que también detalló los plazos que maneja la entidad para la entrada en funcionamiento del plan: «Queremos ponerlo en marcha cuanto antes. La habilitación de la casa puede hacerse antes del verano y la plantación de los frutales sería en otoño».

La primera fase del plan que FAPAS pondrán en marcha, de control y seguimiento, consiste en la localización de los ejemplares existentes en el territorio. Para ello se instalará cámaras fotográficas que se disparan de forma automática en zonas de paso habitual de este tipo de animales, una experiencia similar a la desarrollada en la zona de Somiedo y Proaza. Los miembros de la organización también tomarán muestras de excrementos y restos de pelo de los plantígrados para realizar análisis de ADN. «Estos estudios son fundamentales para identificar a los ejemplares porque permiten conocer su edad, el área del que proceden y si están emparentados entre si», argumenta Roberto Hartasánchez.

Una segunda fase del programa se centra en la adopción de medidas destinadas a favorecer la recuperación de la especie, sobre todo a través de la mejora de su hábitat. «Queremos adquirir fincas en zonas altas de montaña para plantar árboles como cerezos, castaños o manzanos cuyos frutos sirvan de alimento a los osos», apuntó el presidente de FAPAS, para indicar a continuación: «También pretendemos impulsar la apicultura de montaña e instalar estaciones de polinización para facilitar la generación de frutos silvestres. Esto no sólo será beneficioso para los osos sino para otras especies como, por ejemplo, los urogallos».