Por mucho que pasen los años, en política hay personajes, para mí siniestros, para otros con suerte y para la mayoría supervivientes. Ser superviviente en política no es demasiado complicado, una de las condiciones fundamentales es ser sumiso-a. ¿Con quién se preguntarán?, pues con el que mande más que él o ella, siempre el que está un peldaño por encima, porque el que está un peldaño por debajo, ese ya debe sumisión al anterior y así hasta el infinito y más allá. Todos son obedientes unos de otros en una cadena infinita, como si fuera una de esa cadenas con las que, de vez en cuando, timan a incautos. Aunque timar, lo que se dice timar, estos también lo hacen, si hacemos memoria y pensamos en la política asturiana, hay supervivientes para dar y tomar, los hay de todos los colores y todos tienen un denominador común: ninguno quiere irse a su casa, una vez que probaron sillón, silla, o «sillina», no se sabe qué sucede, pero quedan prendados o prendidos. Unos porque piensan que les queda mucho por hacer, otros porque todavía tienen hijos en edad de colocar, otros porque de verdad les gusta, y alguno porque sino su vida podría ser un infierno.

Pero sea por lo que fuere, no quieren dejar sitio ni a su sombra. El ejemplo más claro está sucediendo estos días en nuestro maravilloso Paraíso Natural. Los sables, las navajas y cualquier cosa que tenga filo están encima de las mesas.

El partido político especialista en estar en la oposición, y ser feliz en ella, teme que venga un nuevo candidato, un candidato que desde las bases está siendo aclamado para que regrese. Durante un tiempo, mientras la marea se formaba no sucedía nada, todos callados, pero a medida que la marea fue creciendo, la cosa disgustó pero?, la marea siguió creciendo y muchas personas empezaron a dar la cara y posicionarse a favor de la vuelta de Francisco Álvarez-Cascos a la política. Cuando algunos dirigentes, «según fuentes», empezaron a comprobar que aquello estaba tomando un gran tamaño y que 63 concejos y 12 alcaldes del PP apoyaban también su vuelta en un manifiesto que enviaron a Madrid, la cosa ya no gustó y organizaron su plan B. La verdad, un plan B un poco cutre. Empezaron a difundir que las firmas pidiendo el regreso de Cascos se habían conseguido bajo presión, y yo pregunto ¿qué clase de «memo» se deja presionar para firmar un manifiesto? , aunque aquel refrán que dice: «piensa el ladrón...», viene que ni pintado.

Como les cuento, la primera parte del plan B era difundir que las firmas se recogieron bajo presión, por aquello de difama que algo queda. Las siguientes partes del plan son confusas y oscuras, como quien las maquina y las lanza, porque el plan no tiene autores materiales, solo tiene autores «intelectuales» que mandan, lanzan, envían y empujan, en un intento de cansar a Cascos a ver si dice que no voy, que me quedo en Madrid.

Parece que a pesar de tantos intentos, y los que vendrán, lo tienen un poco crudo y van a tener que montar hasta un plan Z, a ver si con eso tienen más suerte.

Que Cascos vuelve, parece un hecho que los únicos que no aceptan son los de siempre, porque los que están por debajo de consejeros, y altos cargos, esos quieren todos que vuelva, el problema está en los supervivientes, en los que tienen que sobrevivir en política y por política porque es su medio de vida, a costa de lo que sea o de quien sea. Despegar a esa gente del sillón es difícil pero no imposible, estos personajes empiezan a parecerse con distancia a Yago el personaje de Otelo, él tenía unos motivos, mis personajes tienen otros, pero la actuación sobre las tablas: manipulación y más manipulación, es la misma.

A todas y todos buena suerte.