Parece que fue ayer, a raíz del comienzo de la crisis económica, cuando analistas de todas las ideologías realizaban su pronóstico sobre el futuro del capitalismo. Evaluaban, a priori, que la crisis le daría un giro, se «redefiniría» decían entonces. Entre ellos, y con más énfasis, el Presidente Zapatero.

En mi opinión, el giro ya se ha hecho. Y la cosa, continúa con más fuerza y descaro. Si no, cómo explicar la cantidad de propuestas que nos retrotraen a los inicios de la lucha obrera: la CEOE, con la propuesta (no del todo retirada) en la que se resucita un nuevo mercado de esclavos: trabajar sin cobrar; la cantinela de jubilación a los sesenta y siete años; el aumento del paro. Cómo explicar, y es lo más serio, que Zapatero anuncie, ni más ni menos, que suspende la revalorización de las pensiones; que reduce el sueldo a los funcionarios una media del 5% en este año y lo congela para el siguiente; que elimina el cheque-bebe a partir de 2011; que elimina el pago retroactivo de las ayudas a la dependencia? Un plan de plomo para el mundo del trabajo y para el mundo del paro, que también existe. Sin embargo de oro y plata para aquellos que propiciaron el actual estado de cosas y que siguen en ello. Y, cómo no, para el PP que se regodea en ello aunque diga lo contrario.

No es gratuito pensar que las llamadas contradicciones del capitalismo, que existen y son objetivas, redundan en beneficio del mismo. A lo largo de los últimos ciento cincuenta años siempre el capitalismo, al igual que en el festín pantagruélico, ha propiciado su propio vómito para poder seguir comiendo y engordando a costa de los más débiles. Y en este tiempo que nos toca vivir, ayuno de alternativas, tiene la mesa a su total disposición.

Las reivindicaciones sindicales y las luchas de la izquierda política, así como de otros sectores de la población se han ido apagando al paso del tiempo. El capitalismo, no encuentra resistencia. La izquierda social y política de corte anticapitalista está arrinconada. También la socialdemocracia: unos en refundación «ad infinitum», otros, como el PSOE, haciendo el juego al capital. Así, en España, el PSOE y el Gobierno están asumiendo a la perfección esa doble tarea: cargar a los trabajadores y desfavorecidos los efectos de la crisis y, dar paso a un PP que ahora saca pecho a favor de las mujeres, jubilados y parados: vivir para ver. Olvidan que el mismo Mariano Rajoy dijo en las Cortes tras el anuncio de Zapatero: «Yo le propuse esas mismas medidas hace unos días».

Dicen los gurús de la psicoeconomía, que la actual crisis económica responde a un complejo entramado que nos remite, en el fondo, a una crisis de percepción, resultante de nuestra obsesión fatal con el materialismo. Somos, comentan, personas que anhelamos posesiones materiales para compensar nuestro desequilibrio y alienación. Eso debieron de pensar en el gobierno de España cuando aprobaron el paquete de medidas anunciado: se acabó la alienación y las posesiones materiales de los españoles

El presidente permanente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, afirmó que «el mayor peligro es el populismo reinante?el populismo hace difícil tomar las medidas que habrá que adoptar para el futuro de Europa. [?] pero hay que ser valientes». El gobierno de España ha demostrado, sin duda, su valentía, pero frente a los débiles que no ante los poderosos. A título de ejemplo veamos la docilidad del gobierno ante otras partidas presupuestarias millonarias, a las que nunca tocará ni inquietará: 18.160 millones de euros destinados al gasto militar para 2010; 7.000 millones de euros como importe de la financiación pública a la Iglesia católica, según un informe realizado por Europa Laica; cerca de 9 millones de euros como presupuesto para 2010 de la Casa Real.

Y así? los que se fueron de rositas tras robarnos la cartera nos obligarán a comprársela.