El Entrego,

M. Á. G. / E. P.

CST Radio ya tiene «madrina». Los alumnos del Colegio Santo Tomás de Avilés inauguraron el pasado miércoles su emisora online y ayer consiguieron dos dedicatorias que se pondrán en el lugar preferente del estudio de grabación. «Para CST Radio con mi cariño y mis mejores deseos de éxito ¡Suerte!», reza una de ellas, rubricada por la Princesa de Asturias. A la izquierda, dos imágenes de la emisora. La otra dedicatoria va acompañada de una fotografía de doña Letizia de niña en un estudio de radio.

«Somos fans de Nicola Tesla, de los romanos y desde ahora de Letizia», aseguraron el director del centro, Javier Bueno, y el alumno Carlos Tristán González. «Esto es inolvidable», comentó el último. Entre las numerosas fotografías que la Princesa se hizo con los estudiantes y otros asistentes que se congregaron en las proximidades del parque de La Laguna, una fue con el colegio La Gesta de Oviedo. «Recordó que este había sido su colegio», apuntó la profesora Natalia Suárez.

La tensión se vivió en el stand del colegio Clara Campoamor de Riaño cuando comprobaron que la Princesa fijaba su atención en una cartera hecha con bolsas de plástico de supermercados recicladas, cuando los estudiantes habían elaborado dos con los nombres de las infantas Leonor y Sofía para regalárselas. Al final, doña Letizia se llevó tres. Los alumnos del centro de San Claudio le consiguieron entregarle un dossier en el que repasan la historia de la clausurada fábrica de loza de San Claudio y piden un museo interactivo centrado en ella.

Marichu Fernández, de El Entrego, fue una de las primeras en abordar a la Princesa en su recorrido. Le pidió un beso como el que le dio don Felipe hace diez años. Doña Letizia, que atendió a su solicitud, le preguntó, según Fernández, «¿Qué le parece el Príncipe?», a lo que contestó «que era muy guapo». Durante la visita, el presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, unió a sus ocupaciones una nueva, la de fotógrafo. Usó tanto móviles como cámaras digitales para inmortalizar la visita real.

Y es que el recorrido «real» por el mercado de cooperativas estuvo cuajado de anécdotas y bromas compartidas con los estudiantes. En uno de los puestos, Doña Letizia se quejó de que los improvisados vendedores le habían dado un «sobre chufla» para guardar su compra, mientras que en otro aseguró que volvería a reclamar si el lote de lapiceros recién adquiridos «no tajaban bien», siempre con una sonrisa en el rostro.

En el puesto del colegio Beata Imelda de La Felguera, la Princesa compró una chapa con la leyenda «I love Felipe», aunque en un primer momento se le olvidó abonarla. «No se dio cuenta y, cuando ya se marchaba, alguien de seguridad: "Alteza, que hay que pagar un euro"», explicaba Tania Casielles, una de las responsables de la venta, que se apresuró a añadir: «No dijo que se la iba a poner en la solapa. Es muy buena clienta».

Algunos estudiantes rompieron el protocolo al entender que el saludo institucional era demasiado frío. «Yo prefiero dos besos», soltó un alumno en plena foto de familia cuando la Princesa le ofrecía la mano. Los consiguió. Otro alumno, Hugo Feito, del IES Astures de Lugones, optó por otra fórmula: «Yo soy un caballero, así que le besé la mano».

Parecía que la jornada había salido redonda cuando Doña Letizia enfilaba el coche oficial para irse. Sin embargo, Aurelio Suárez, camarero de la sidrería «La Conda» esperaba inquieto tras la valla con una botella de sidra en una mano y un vaso en el otra. En el último momento, la Princesa le vio y se dirigió a él. «Cuando llegó, le ofrecí un " culete", pero me dijo que más tarde y que le echara uno pequeñín. No me tembló el pulso, ya tenía gana de echarlo», explicó.