Mieres del Camino,

David MONTAÑÉS

Unas 3.000 personas respaldaron ayer en Mieres la manifestación convocada por UGT y CC OO bajo el lema «En defensa de las comarcas mineras ahora más que nunca». La protesta fue ruidosa y la ciudad reverdeció viejas costumbres un tanto abandonadas. Se respetó el espíritu de la movilización, pero la concentración tuvo bastante más trasfondo. Las centrales, intencionadamente o sin quererlo, la convirtieron en una ensayo de la huelga general que se avecina a nivel nacional, con la reforma del mercado laboral como punta de lanza. En este caso no fue necesario leer entre líneas o entrar en un juego de interpretaciones. El manifiesto elaborado por las centrales y que se leyó al término de la marcha, frente al campus de Barredo, sirvió para lanzar un claro mensaje: «El movimiento sindical tiene un doble reto y la próxima huelga general debe ser un rotundo éxito de los trabajadores y la ciudadanía». Las centrales hicieron muchísimas referencias a la crisis, con fuertes críticas a la legislación laboral.

La concentración recorrió las calles de Mieres con paso animoso. Poco más de media hora se tardó en recorrer el itinerario dibujado, con salida en el Ayuntamiento y final en el campus. No fue como la primera manifestación autorizada que se convocó en la ciudad, celebrada el 20 de julio de 1976 en pleno desmantelamiento siderúrgico, reuniendo a 30.000 personas, pero los sindicatos la calificaron de «rotundo éxito». Las centrales llegaron a elevar el número de manifestantes hasta los 8.000, aunque en privado reconocieron que la cifra estaba bastante hinchada. El informe de Delegación del Gobierno se plantó en 2.500. El sentir general fue que la protesta celebrada ayer en Mieres tuvo un seguimiento sensiblemente menor a la que se convocó el pasado mes de noviembre en Langreo.

Si con el baile de cifras resultó complicado pasar lista a los presentes, mucho más sencillo fue señalar a los ausentes. No acudió ningún alcalde de las Cuencas. Pese a que en las vísperas hubo un respaldo generalizado a la iniciativa sindical, los regidores no hicieron acto de presencia. Se dejó ver algún vicealcalde, como Agripino Pérez (Lena), y muchos ediles de IU. La cúpula del PP de Mieres, con su presidente Carlos Galcerán al frente, también se mezcló con la multitud. El Gobierno regional tuvo una presencia casi testimonial, con la participación del viceconsejero de IU Ángel Suárez. De esta forma, el peso de la representación recayó en los sindicatos convocantes. Por UGT estuvieron presentes su responsable regional, Justo Braga, y los dirigentes comarcales del Caudal y Nalón. Tampoco faltó el secretario general del SOMA-FIA-UGT, José Ángel Fernández Villa. Por CC OO , los dirigentes locales de la central estuvieron arropados por Antonio Pino y Maximino García.

Los sindicatos consideran que las Cuencas están padeciendo la «falta de compromiso y apoyo» de las administraciones públicas. Reclamaron la agilización de los procesos burocráticos a la hora de desarrollar las actuaciones pendientes. Con cientos de personas concentradas frente al campus de Barredo, la expansión universitaria de Mieres fue puesta como ejemplo de los que las centrales consideran una «apuesta de mínimos» . Llamaron a la ciudadanía a «reivindicar nuestros derechos, nuestros valores y principios como ciudadanos comprometidos».

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