Viene de la página anterior

José Ángel Fernández Villa reclamó ayer en Mieres a la instituciones un mayor compromiso con la situación en que se encuentran las Cuencas. Se mostró especialmente preocupado al analizar la incidencia que tendrá la presidencia europea de Bélgica en la tramitación del real decreto aprobado por el Gobierno español y que incentivará la producción de electricidad con carbón autóctono: «Se trata de un país resquebrajado políticamente tras las últimas elecciones y que ha sido, a nivel interno, muy agresivo con el carbón», señaló. El líder del SOMA también advirtió que el retraso que acumulan las inversiones de los fondos mineros están dañando a entidades como el Montepío de la Minería, «que se está viendo obligada a adelantar el dinero de la obra del nuevo geriátrico de Felechosa».

La protesta que ayer recorrió las calles de Mieres dejó una serie de mensajes muy poco complacientes con la clase política y con una parte importante de la industria que vertebra el nuevo tejido económico de las Cuencas. El manifiesto elaborado por los sindicatos puso especial énfasis en que el proceso de reconversión del sector minero se está gestionando con «debilidad política». De hecho advirtieron que la falta de pulso de las administraciones están dejando «sin efecto todos los esfuerzos realizados por las organizaciones sindicales del sector. Se lanzó una mensaje que cada vez se escucha más veces y con más fuerzas en el territorio: «Los fondos mineros deben jugar un papel crucial como respuesta a la doble crisis que padecemos, pero la realidad es que hay ingentes cantidades de dinero paralizadas».

UGT y CC OO asumieron un discurso agresivo. Tras sacar a la ciudadanía a la calle evitaron andar con tibiezas. Exigieron un «mayor control» de las ayudas públicas que reciben las empresas y del empleo que se comprometen a generar con ellas. Afirman que de esta forma se evitarían situaciones que consideran graves, citando los casos de Autotex, Venturo XXI o Chupa-Chups. Dos gigantes del territorio, como son Duro Felguera y Thyssen, también fueron objeto de duras críticas. Los reproches se lanzaron sin miramientos esgrimiendo como base su «escasa o nula» implicación con el territorio: «No sólo han construido un emporio empresarial a base de explotar los abundantes recursos naturales y humanos de las Cuencas, sino que han recibido cuantiosas subvenciones para terminar deslocalizando y derivando su actividad, entre otros despropósitos».