D. ALONSO / P. G. RODRIGO

Las Cuencas vivieron su particular lunes de prau con la celebración simultánea de tres jiras en las que participaron cientos de romeros. Había para elegir entre las fiestas de Argame, en Morcín; las de Ribota, en Laviana, y las de Blimea, en San Martín del Rey Aurelio. En todas ellas se mostró devoción a la sidra y a los bollos preñaos.

La de Blimea fue una jira con dos ambientes a pesar de que se celebraba bajo el lema «Blimea somos todos». El prau de El Florán congregó a cientos de romeros de todas las edades. Unos, más tranquilos, con la familia disfrutando de una merienda al lado del río; otros, los más jóvenes, revolcándose en una pista improvisada de barro o combatiendo el bochorno con ráfagas de pistolas de agua mientras de fondo se oía música gracias a la charanga «Los Tres Tristes Tigres». El paisaje era tricolor. Las peñas eligieron para sus camisetas los colores azul y amarillo de la bandera asturiana y el rojo y amarillo de la de España. Las actuaciones musicales de gaitas, los pasacalles y las charangas animaron la jornada, que concluyó con la verbena a cargo de las orquestas «D'Tacón» y «La orquestina».

En la localidad morciniega de Argame los vecinos dieron ayer por finalizadas sus populares fiestas de Nuestra Señora de las Nieves con la entrega del premio «Figu de oro», que este año recayó en Benjamín Martínez, y la gran descarga de fuegos artificiales, que puso un punto de luz y color a la verbena nocturna. Antes, por la tarde, los más pequeños pudieron disfrutar de una divertida sesión de juegos infantiles que concluyó con una chocolatada y regalos para cada uno de los 40 niños que se animaron a participar. Luego, los mayores se acercaron a recoger el tradicional bollu de chorizo y la botella de vino. En total fueron repartidos 1.050 bollos, y los socios participaron en el sorteo de un pitu de caleya, un viaje a Galicia, un televisor y una cesta donada por empresas locales valorada en más de 600 euros mientras en la carpa de se degustaba la sidra y las viandas.

Por su parte, la romería de Ribota tuvo de protagonistas en la última jornada de fiestas a los niños, quienes mostraron su destreza en las carreras de sacos o buscando monedas entre harina. Aunque uno de los momentos más divertidos se vivió con la prueba del huevo y la cuchara. Fueron muchos los que se estrellaron contra el suelo antes del pistoletazo de salida. Mientras tanto, decenas de personas rodeaban a los pequeños disfrutando del espectáculo y disfrutando de la merienda campestre. Con la caída del sol, la música de «Dúo Reflejos» y «Dúo Fusión» amenizó la verbena que continuó a las doce de la noche con la suelta de un cerdo, premio para el que consiguiera atraparlo. Un cielo iluminado por el estallido de los fuegos artificiales y la degustación de sopas de ajo pusieron punto y final a las celebraciones del lunes de prau en las Cuencas.