Mieres / Langreo,

Julio VIVAS

Todos quieren entrar en Hunosa. La posibilidad de encontrar un trabajo fijo en un año claramente marcado por la crisis ha hecho que más de 4.200 jóvenes de Asturias se presentasen a la convocatoria de este año en la que la hullera ofertaba 150 plazas de ayudante minero electromecánico para las explotaciones de las comarcas carboneras. Al final tramitaron su solicitud casi un millar más que los 3.389 contabilizados el pasado año, aunque esta vez se ofrecía el mismo número de puestos de trabajo. Los aspirantes, con edades entre 18 y 30 años, también se presentaron mucho más preparados que en otras ocasiones.

En la actualidad, la empresa estatal está realizando los reconocimientos médicos, que se iniciaron a finales de julio y culminarán la próxima semana. Unos reconocimientos que, tal y como aseguran algunos de los aspirantes que ya los han pasado, «son muy duros y estrictos, con lo que no es fácil que te den de paso». De hecho, Hunosa ya ha echado para atrás a varios aspirantes y está llamando a los reservas.

Pero antes del reconocimiento, los aspirantes ya pasaron por dos cribas. La primera y más importante, redujo el número de futuribles ayudantes de minero de 4.200 a 463 personas. Fue ese medio millar el que se tuvo que enfrentar a la prueba teórica y a los psicotécnicos, segunda de las cribas, del que salieron los primeros 150 elegidos, así como un porcentaje de reserva.

Según ha podido saber este periódico, varios aspirantes han sido descartados durante el reconocimiento médico debido a problemas, sobre todo físicos y relacionados con la vista, el oído y la espalda. Una situación muy distinta a la que se dio el año pasado, en el que un buen número de descartados se quedó atrás por el consumo de sustancias estupefacientes que desveló la analítica que se realiza a todos y cada uno de los aspirantes. En esta ocasión, y según fuentes cercanas al proceso, parece «no se están encontrando estos problemas».

Una vez superado el reconocimiento, los futuros ayudantes de minero no entrarán directamente en las explotaciones hulleras, sino que previamente tendrán que pasar por un curso de formación de 413 horas -unos tres meses- que será impartido en el centro de formación de Hunosa ubicado en el distrito langreano de Sama. Cuando se termine, se integrará en la plantilla de la empresa estatal, algo que podría ocurrir antes de que termine el presente ejercicio.

Por otro lado, la entrada de los nuevos trabajadores en la hullera también ha provocado la crítica de los mineros que trabajan en las subcontratas para la hullera. Estos llegaron a poner en duda la «necesidad» de la contratación de estos 150 ayudantes electromecánicos, señalando que «los que trabajamos en el interior de las minas sabemos que ese número de electromecánicos no es necesario ni mucho menos», afirman.

Este colectivo persiste en su reclamación de incorporarse a la hullera bajo la condición de excedentes para que, en el caso de que las empresas para las que trabajan pongan fin a su actividad, puedan recolocarse en Hunosa, Algo que se planteó en el plan de empresa de la empresa hullera, pero que hasta ahora no ha tenido avances significativos. En esa línea, el colectivo ha indicado que todas las partes -la propia hullera, el Ministerio de Industria, Carbunión y los sindicatos mineros- deberían «hacer más» para que avance su situación.

Los trabajadores de las subcontratas recibieron «con ilusión» la firma del plan de Hunosa, porque se dejaba la puerta abierta a darles una consideración de excedentes que todavía no ha llegado, sobre todo en un momento en el que el futuro de la minería es incierto.