Afortunadamente no es privativo mío, aunque mal de muchos consuelo de tontos, dado que mis colegas en esto de las columnas, u opiniones, les sucede otro tanto de lo mismo.

De cuando en cuando coincidimos y nos intercambiamos nuestras cuitas, pero tampoco hace falta hacerlo, por que una lectura de la columna de cada cual, te da pistas suficientes.

Cada cierto tiempo suelo dar un toque -aunque de poco me sirve- , bueno, como a ellos, para decir que uno tiene material de sobra para extrapolar todo lo que no me gusta, o entiendo que su funcionamiento no es el correcto. Y que no somos el correo de nadie. Al final eso? como si cantara.

Raro resulta el día que no te paran, o abordan sin más, personas conocidas, u otras que no tienes ni idea de quien son, que te hacen llegar sus inquietudes o problemas, como si todos nosotros estuviéramos en posesión de una varita mágica que los solucionase todo en un plis plas.

De sobra sabe uno que diariamente todos encontramos cosas que no nos gustan, y con las cuales mostramos nuestra disconformidad con la lógica protesta. Aunque también habría que añadir que una inmensa mayoría son simplemente «glayaores» de chigre.

Mucho poner la lengua a pacer, pero remisos a utilizar los canales correctos para expresar sus quejas, aunque tan sólo sea por que los vengan detrás no les suceda lo mismo.

Y es que resulta difícil que llueva a gusto de todos. Por ejemplo, en el plano de la limpieza, tema este en el que siempre he sido bastante beligerante, salta a la vista que la mejoría ha sido evidente, aunque nunca será perfecta, y siempre quedarán lunares, o la excepción que confirme la regla.

También los ciudadanos cada vez estamos más concienciados con el tema, salvo los cuatro marranos que nada les importa, o que no se quieren enterar que la mierda de sus perros la deben de recoger. Pero en definitiva mejoría.

Si acaso rogar un poco más de atención a los pueblos de las zonas rurales, que también son hijos de Dios -o de quien sea- y pagan religiosamente sus impuestos, al igual que los del asfalto. Una recogida de basuras más a menudo, sobre todo es esta época, sería deseable. Y sobre todo una poda de la vegetación, que inunda literalmente las carreteras que dan acceso a los pueblos. Se puede entender que las lluvias y posteriormente el calor pongan les sebes en plan selvático, como también que los propietarios deberían ser un tanto más cuidadosos con las fincas que colindan a la carretera, pero a la administración que corresponda se merece un buen tirón de orejas en el tema, o en su defecto a quien lo tenga que reclamar.

Mezclo hoy algo bueno, con otro no tanto, pero resulta de justicia reconocer lo que está en el buen camino. Nada, que en cuanto pise la calle seguramente me van a parar para contar cualquier cosa de interés general, pero como resulta habitual va a ser particular, con la letanía de «a ver si tu...». Pues eso, amigos mío, mejor que no, que paso ¡coño!