Mieres del Camino, J. VIVAS

Casi un año es el tiempo que se ha pasado la langreana María Castaño estudiando uno de los muchos castañeros que pueblan el parque natural de Redes, en Sobrescobio. Su objetivo, acabar el proyecto fin de carrera de Ingeniería Técnica Forestal, especialidad que estudiaba en el campus de Barredo. Pero también perseguía otro fin, la recuperación de estas plantaciones que, aunque comunes en Asturias, «no están casi explotadas, cuando son recursos muy valiosos y rentables».

Para desarrollar su labor, María Castaño contó con la colaboración del área de Ingeniería Agroforestal de la Escuela Politécnica, que ya desarrollaba proyectos piloto para el aprovechamiento de esta especie en la región. Este departamento le propuso que estudiase un castañero del parque de Redes y eligió la plantación denominada «Sobreablines», ubicada a pocos metros de la localidad de Soto de Agues.

«Estos castaños fueron plantados por los propios vecinos, pero se encontraban en muy mal estado y daban frutos muy pequeños. Por eso, los coyanes ya no subían a coger castañas», explica. Nada más llegar a Sobrescobio, la hoy ingeniera técnica forestal, se entrevistó con los vecinos, «que me ayudaron mucho, me contaron la historia del castañero y cómo localizarlo». Entre ellos, destaca a Antonio Suárez, «uno de los más colaboradores, que me relató no sólo quién lo había plantado, sino que también me habló sobre sus variedades».

La plantación constaba de unos cuarenta árboles, situados en poco más de una hectárea. «La idea es trabajar en una parte pequeña y, si hay intención de continuar con el proyecto, ampliar al resto del castañero», señala. El trabajo de campo fue una de las partes más importantes de su proyecto, debido a su laboriosidad. «Tuve que hacer un completo inventario de cada árbol, su altura, anchura de copa y número de ramas, entre otras características que fui detallando». Después de este análisis, María Castaño hizo una propuesta de recuperación a través de una serie de técnicas, como el desbrozado y limpieza, o incluso el injerto. Con toda esta información, esta joven langreana elaboró su proyecto-propuesta «que podría tener continuación y llevarse a la práctica, ya que el presupuesto que desarrollé es bastante asequible, de poco más de 7.000 euros». Las ventajas, tal y como destacó, «serían enormes, ya que se habla no sólo de la recuperación histórica y cultural del castaño, también la económica. Este árbol es un recursos muy valioso y rentable que debería de explotarse más, como se hace en Galicia o León». El proyecto de María Castaño fue paralelo al de otra joven estudiante de Mieres, Alba de Quevedo, que realizó un estudio similar, aunque en un castañero de Grado. Ambas lograron un diez con sus trabajos.