Laviana, J. A. VEGA

El salón de actos del CIDAN, en Laviana, se convirtió el pasado viernes en un foro para reflexionar sobre la creación plástica emergente en el valle del Nalón. La mesa redonda, en la que participaron artistas y expertos en arte, estaba organizada por la asociación Cauce del Nalón en colaboración con el Club LA NUEVA ESPAÑA en Las Cuencas. Las palabras de bienvenida correspondieron a Adrián Barbón, alcalde de Laviana, y a Miguel Allande, miembro de Cauce, que recordó que un amigo suyo describía a la comarca como «una mezcla de Caleao y Brooklyn».

Gabino Busto, historiador del arte y «factótum» de la Pinacoteca de Langreo, hizo una radiografía de la creación artística de la comarca del Nalón reseñando que «es un territorio muy ligado al arte y esa tradición se debe en parte a la vinculación con la industria». Puso como ejemplo las actividades en torno a los certámenes de trabajo organizados por Festejos de San Pedro en los años veinte. Y es que detrás de la industria hay delineación, artes gráficas, planos y dibujos por lo que la conexión con el arte resulta evidente, tanto que algunos artistas como el dibujante Falo fueron trabajadores de Duro Felguera. Al hacer un repaso por los artistas de la comarca, destacó que «el arte del Nalón es singular y comprometido» y que el industrialismo y el paisaje influyen en los pintores desde la generación de Úrculo, Lombardía, Beltrán o Fueyo a la generación posterior a los años sesenta. Y fue haciendo una reseña de cada uno de los artistas presentes en la mesa. Dijo que Cuco Suárez destaca por su arte polifacético, Natalia Pastor por ser una artista revelación en Asturias, Rodrigo Martín por su pujanza en la pintura, Mercedes Arrieta por sus trabajos de pintura y diseño, e Iván Jambrina por su prometedora carrera.

Cuco Suárez, artista y promotor de la Fundación Arte Ladines, retomó en su intervención la singularidad de los artistas locales que hacen arte de compromiso porque «somos valientes y arriesgamos siempre en busca de la verdad para ganar la libertad». Natalia Pastor se posicionó sobre la necesidad de interconexionar los espacios de creación de la comarca para avanzar al compás y confesó que sufría «atracción por la Cuenca», ya que todo el arte que hace sale de sus vivencias. Habló también de la complicidad con Cuco Suárez, porque «partimos de premisas muy vinculadas con nuestra infancia y el territorio».

Rodrigo Martín comentó que el arte puede ayudar al crecimiento cultural del entorno, por lo que se veía «comprometido a traer nuevos lenguajes y quedarse a vivir aquí». Mercedes Arrieta fue crítica con dos carencias: la falta de espacios alternativos como los que existieron en la década de los años ochenta y la mala planificación de la educación artística en los centros educativos. Iván Jambrina también se refirió a la educación artística pidiendo que no se confunda con un tiempo de manualidades, sino «en un apoyo a la educación integral para ayudar a comprender el mundo». La mesa redonda acabó con una rueda de preguntas y reflexiones entre los artistas y el público asistente.