Mieres del Camino,

Julio VIVAS

De pozo minero a vertedero. Ese es el aspecto que presentan parte de las instalaciones de la plataforma del antiguo pozo Barredo, que se había acondicionado con una inversión de 1,7 millones como zona de recreo ligada al complejo universitario de Mieres y como muestra del patrimonio industrial minero, pero que actualmente ofrece un aspecto desolador.

El acceso principal permanece cerrado, pero es fácil acceder a la plataforma a través de dos escaleras situadas en un lateral que tienen las barreras abiertas. Una vez arriba, el panorama es descorazonador. El rehabilitado edificio sobre el que se erige el castillete está lleno de pintadas, con los cristaleras rotas y rodeado de restos de lo que podía haber sido un botellón nocturno. Pero lo peor no se aprecia a primera vista, sino que se esconde tras uno de los muros que flanquean la plataforma y por el que antiguamente accedían los vagones cargados de carbón. Allí, los cristales de botella y los plásticos se multiplican, pero también hay restos de hogueras y botes de pintura que conviven con los numerosos insectos que pueblan este espacio y lo hacen insalubre.

Las zonas en peor estado son las que deberían estar restringidas. De hecho, hay una verja que flanquea la entrada, aunque se abre sin complicaciones. También se puede acceder sin problema a los edificios que acogían los vestuarios del pozo minero. Los cristales de las ventanas están rotos, los baños y las duchas destrozados, y las taquillas tiradas por el suelo, oxidadas por el paso del tiempo. Se pueden encontrar restos de ropa de trabajo, como botas, monos e, incluso, algunos cascos de mina.

Estos espacios tampoco se han librado del vandalismo. En el suelo más botellas, restos de preservativos y hasta una botellita de agua para inyectables, utilizadas comúnmente por drogadictos. Incluso hay enseres que delatan la utilización de las instalaciones como refugio de vagabundos.

Lo único que luce impoluto como resultado de la millonaria rehabilitación es el castillete del pozo. Algunas de las traviesas de madera convertidas en bancos ya están deterioradas y parte de las farolas de aspecto industrial rotas.

De la explotación minera sólo se preservaron el castillete, la sala de máquinas, la chimenea, la casa de aseos y la bocamina del grupo Mariana, que data de 1928, elementos que aún no se han habilitado como espacios expositivos del patrimonio industrial a pesar de que ese era el objetivo que se perseguía con su conservación. Recientemente, el director del IES Bernaldo de Quirós, José Fernández, presentó un proyecto para reconvertir la plataforma del viejo pozo Barredo en un centro de recepción que diese a conocer el patrimonio industrial de las comarcas mineras.