Mieres del Camino,

Julio VIVAS

En tiempos de crisis, la innovación en el mundo empresarial es uno de los caminos a seguir para destacar sobre el resto. Un concepto que centró esta semana el seminario sobre la gestión práctica de la innovación organizado por el Club Asturiano de la Innovación en el centro de empresas del Caudal, en Mieres. Su directora, Ana María García, acompañada por la técnico Patricia Garcís, resumieron en diez sencillos pasos cómo adentrarse en las técnicas de I+D+i, aplicables no sólo para empresas y entidades de gran calado, sino también a pequeños negocios e, incluso comercios.

l Innovación. «Lo principal es clarificar los términos, como el I+D+i. Las empresas necesitan manejar todos los conceptos para que conozcan por qué es necesario innovar», afirma Ana María García. En este paso, se enmarca el trabajo previo, conocer qué tipo de investigaciones se están desarrollando y que puedan estar relacionadas con el sector. También es importante conocer las características del mercado en el que se mueve.

l Estrategia. Este proceso arranca con la integración de las estrategias de innovación y negocio, el desarrollo de un plan de innovación y su organización. Aquí entran factores claves como la anticipación a las nuevas y continuas oportunidades, la atención al cliente o la utilización de canales de información tecnológicos adecuados.

l Creatividad. Uno de los pasos vitales dentro del proceso de I+D+i. «Se trata de identificar ideas innovadoras», señala la directora del Club Asturiano de la Innovación. Para lograrlo, primero hay que identificar los problemas de la empresas y buscar soluciones, de ahí saldrá la creación de nuevos servicios o productos basados en los ya existentes, así como nuevas ideas.

l Vigilancia. Es otra forma de generar ideas a través de la vigilancia tecnológica del entorno. El análisis de la competencia o los posibles cambios que haya en el mercado que se encuentran en la red, pero también en bases de datos de artículos técnicos, revistas profesionales, conferencias e, incluso, contactos personales.

l Gestión. Ya se tiene la idea, pero ahora hay que analizar su viabilidad con el objetivo de que pueda surgir un proyecto de I+D+i. En este paso también se desarrolla una planificación que engloba desde la ejecución del proyecto hasta su seguimiento y control, y su cierre.

l Financiación. Sin dinero, los proyectos no pueden llevarse a cabo. Por eso es necesario conocer las diferentes líneas de financiación existentes. Desde le punto de vista regional existen dos líneas de ayuda a la innovación, las otorgadas por el Instituto de Desarrollo Económico de Asturias (Idepa) y las del Fundación para el Fomento en Asturias de la Investigación Científica Aplicada y la Tecnología (Ficyt). También hay una serie de convocatorias a nivel nacional enmarcadas en la Estrategia Estatal de Innovación, que destina 2.600 millones de euros, así como otros programas. Finalmente, y en el marco internacional, se encuentran los programas Marco y del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial.

l Fiscalidad. La búsqueda de incentivos fiscales también es otra oportunidad para la innovación. Además, «las empresas en España se encuentran en una posición ventajosa por las deducciones existentes en el impuesto de sociedades», resaltó Ana María García.

l Propiedad. Una vez que se tiene el proyecto de I+D+i hay que saber explotarlo, pero primero hay que pensar en protegerlo analizando las posibilidades de lograr una patente u otras modalidades de protección.

l Explotación. ¿Cómo desarrollar el proyecto? Depende de su calado, no tiene por qué desarrollarse dentro de la propia empresa, también se pueden crear licencias para que otros la exploten o crear empresas spin-off a partir de la idea, por poner tan sólo unos ejemplos.

l Conocimiento. El proyecto de I+D+i generado aporta a la empresa un nuevo conocimiento, «que debe quedar en la organización», señala la directora. Para ello hay que desarrollar un proceso de gestión del conocimiento interno que apueste por la transferencia de información dentro de la entidad, su posterior aplicación e, incluso, reutilización, pero evitando que caiga en manos no deseadas. Por ello también se desarrolla un proceso de codificación del conocimiento adquirido.