Mieres del Camino,

David MONTAÑÉS

La planta experimental de captura de CO2 de La Pereda (Mieres) funciona según las previsiones iniciales que había configurado el equipo técnico del Instituto Nacional del Carbón (Incar) que ha desarrollado la tecnología por ciclos de carbonatación-calcinación que se está validando en la citada instalación. El responsable de la investigación, el ingeniero químico Juan Carlos Abanades, adelantó a este diario que las primeras pruebas realizadas en el prototipo han sido «totalmente satisfactorias». De hecho, destacó que los dos reactores de captura de gas han sido «probados con buenos resultados» y, además, puntualizó que los ensayos con los que definió como «dispositivos principales» han sido un «éxito».

La entrada en funcionamiento de la planta captura de CO2 de Mieres se ha desarrollado de forma más pausada de lo previsto. La instalación comenzó a probarse a mediados de noviembre, con mediciones en frío, pero hasta ahora no se han podido recoger los primeros resultados fiables, aunque éstos, sin dejar de ser positivos, de momento siguen sin ser concluyentes. Por este motivo, principalmente, se ha decidido posponer la que debía ser la primera gran prueba de fuego para el proyecto. Hunosa, Endesa, el Instituto del Carbón y Foster Wheeler (como socio tecnológico) tenían previsto poder tener a estas alturas más avanzada la investigación. De hecho se había anunciado que a finales de este mes la Comisión Europea organizaría en Mieres un foro internacional para analizar los resultados. Este encuentro finalmente se ha pospuesto hasta el 19 de abril: «El objetivo es poder presentar unos resultados detallados y ahora, aunque ya contamos con datos fiables, aún es demasiado prematuro para hacer un balance», puntualizó Carlos Abanades.

De momento los promotores del proyecto ya tienen en funcionamiento el equipamiento piloto y están satisfechos con los primeros datos registrados. Los trabajos arrancaron con la construcción de una planta integrada en la central térmica de La Pereda que está formada por dos reactores de lecho fluido circulante de 15 metros de altura cada uno e interconectados. El proyecto está subvencionado dentro del Séptimo Programa Marco Europeo con un presupuesto de 6,8 millones de euros. Además de Hunosa, Endesa y el CSIC, el plan cuenta con la participación de Foster Wheeler, que actúa como socio tecnológico en el desarrollo de la ingeniería de la planta, así como de cuatro centros de investigación europeos y canadienses que aportarán soporte científico. La planta, de 1,7 megavatios, dará los primeros resultados concretos de viabilidad en abril. Si estos datos son positivos, el equipamiento debería dar un salto a un nivel preindustrial y alcanzará una potencia de 20 o 30 megavatios. No obstante, esta planificación está sujeta como es lógico a la disponibilidad económica.