Langreo,

J. A. VEGA

Debatir, informase y compartir son tres elementos necesarios para que una buena tertulia salga adelante, como la celebrada en torno a la novela «El enigma de Ana», de la escritora y periodista María Teresa Álvarez. La escritora se acercó a Sama para compartir ideas y opiniones con las lectoras del libro, en un acto organizado por el colectivo sociocultural de mujeres «Les Filanderes» en colaboración con el Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas. La actividad fue presentada por Elisabet Felgueroso, que describió a la escritora como un referente de igualdad gracias a la serie «Mujeres en la historia» y su trabajo pionero como primera cronista deportiva en Asturias.

La escritora, viuda de Sabino Fernández Campo y condesa de Latores, comenzó confesando lo bien que lo había pasado escribiendo el libro y que le había servido para «desarrollar otro registro, porque me tienen encasillada en la novela histórica». En su obra, las protagonistas son mujeres, pero ante todo personas que luchan porque quieren dedicarse a lo que ansían. Su final no es trágico como el de «Ana Karenina» o «La Regenta» porque ahora «se nota que hay mujeres escritoras». Asimismo, Álvarez aseguró que «es complicado crear situaciones que interesen a los lectores, algo que no necesita en la novela histórica».

Las localizaciones del libro fueron destacadas por alguna tertuliana, algo que la escritora agradeció porque «quería buscar un sitio que me gustara, pero que no fuera de paso». Pienza, en la Toscana, fue la ciudad elegida junto a Roma, una de sus debilidades. De hecho «Ana Sandoval no estaría allí si yo no estuviera enamorada de la ciudad». La música fue otro tema recurrente durante la tertulia. Algunas participantes recalcaron su importancia en la novela con la mención de obras de Paganini y Sarasate. La escritora comentó que en casi todos sus libros «hay pinceladas de música porque es lo que más me hace sentir». También hubo tiempo para confidencias de estilo.

María Teresa Álvarez confiesa escribir «a cualquier hora, aunque prefiero la tranquilidad de la noche». Para ella «escribir es una forma de vivir otras vidas». Aprovechó la escritora una pregunta para reivindicar los personajes secundarios como «Elvira» por los que siente mucho cariño, «tanto que terminan apareciendo más de lo previsto». En su mente esos personajes adquieren vida propia y «no sabes por qué»

Preguntada por el motivo de utilizar ficción en vez de hechos históricos, la autora señaló que no estaba cansada de escribir sobre la historia, sino que «me apetecía mucho contar una propia con personajes inventados por mí». Aunque al final los hechos históricos se terminaron colando con el suceso de la muerte de Prim.