Sr. Ministro de Industria: Después de la experiencia de estas semanas pasadas y en especial de lo acontecido este miércoles en Madrid, en una gélida mañana, en medio del Paseo de la Castellana y a las puertas del Ministerio de Industria, no me resta más alternativa que lanzar esta carta abierta a usted y a su equipo.

Los alcaldes de los municipios mineros de España, agrupados en ACOM, hemos pedido por escrito y reiterado por todos los medios posibles, una reunión con el Secretario de Estado de Energía desde el mes de enero, a fin de que nos clarificase e informase de las propuestas de su ministerio para éste y sucesivos ejercicios sobre los acuerdos firmados en el Plan del Carbón con los sindicatos mineros y el futuro de la minería del carbón en España después de 2018. También es cierto que después de tener marcado un encuentro el pasado mes de febrero, éste se suspendió «sine die» y, desde aquél entonces, tal parece que al Sr. Secretario de Energía se le hubiese agotado «la misma» y no encontrase fuerzas ni tiempo para recibir a una representación de alcaldes y alcaldesas, que como cargos públicos que somos, elegidos democráticamente por nuestros convecinos, tenemos y reclamamos el derecho a ser informados directa y personalmente de las planificaciones del Gobierno de España que varíen o alteren acuerdos legales, lícitos, pacíficos y estables desde hace años, que afectan directamente al futuro de nuestros territorios y que fueron firmados por un Gobierno, democráticamente elegido y en plenitud de sus facultades constitucionales, con los sindicatos mineros, para planificar una reestructuración económica, empresarial y territorial de unas comarcas mineras afectadas por una reconversión de la actividad carbonífera autóctona.

Pues bien, ha de saber usted Sr. Ministro que la única información de la que disponemos los regidores municipales de tan trascendente cuestión es a través de lo que aparece en los medios de comunicación, manifestaciones vertidas por los diferentes cargos del Gobierno de España, mas o menos fidedignas o argumentadas, que aparecen un día si y otro también.

Por tanto, la confusión en la que nos vemos sumidos ante tanta desinformación no provoca mas que recelos, desesperanza y permítame decirle, frustraciones, no sólo de quien le escribe y de muchos de mis colegas, sino de miles de ciudadanos que perplejos asisten a este ritual marcado por ustedes y al que parece ser, pondrán fin pasado el proceso electoral asturiano y andaluz, desvelándonos entonces ese «oscuro secreto» que tan celosamente guardan para sí, y que verá la luz por medio de los Presupuestos Generales del Estado que dicen aprobará el Consejo de Ministros el próximo día 30 de corriente mes.

Como algunos no nos resignamos a esperar con los brazos cruzados, ni a dejar pasar momentos trascendentes para la historia de nuestro pueblo, ni mucho menos renunciamos al ejercicio de las potestades y derechos que nos atribuye el honor de ser cargos electos, decidimos tramitar y lanzar una convocatoria para personarnos ante el Ministerio de Industria y concentrarnos pacíficamente -no podría ser de otra manera- ante dicho organismo, a fin de protestar por la indiferencia con que se nos trata por no haber contestado a nuestras reiteradas peticiones y demandar que se nos recibiera de una vez por todas, a la par que exigir la continuidad de los sobradamente conocidos acuerdos del Plan del Carbón, firmados con los sindicatos mineros, así como la continuidad de ese sector a largo plazo.

No solamente nos interesa y preocupa el futuro de los llamados fondos mineros, para el desarrollo de proyectos municipales y autonómicos, sino que más grave se nos presenta la incertidumbre sobre el empleo tanto directo de la minería como del que se pueda derivar de la diversificación e incentivos a la creación de empresas, amén del derecho de nuestros ciudadanos a recibir una formación adecuada que les permita incorporarse a otros sectores, y por supuesto, el respeto al principio de igualdad para nuestros jóvenes que por medio de las becas mineras tienen la oportunidad de conocer otras culturas, intercambiar experiencias, aprender idiomas y abrirse al mundo, en las mismas condiciones que aquellos otros que disponen de medios económicos para costeárselo.

No sólo nos preocupa «qué hay de lo mío» (los proyectos de gestión municipal), sino que nos inquieta seriamente el bienestar y futuro de los ciudadanos de las comarcas mineras, que de confirmarse los planes del Gobierno de España, nos veremos forzados a emigrar de nuestros lugares de residencia, ya que nada quedará que ofrecer ni a los jóvenes ni a los ciudadanos en general. ¿Para qué queremos entonces buenas autovías?, ¿quién se quedará a disfrutar de nuestros modernos equipamientos?, ¿qué empresa vendrá a instalarse a nuestros polígonos industriales?...

Todo esto es el golpe de gracia para unas comarcas que desde hace decenios venimos sufriendo una reconversión tras otra; es el golpe para la esperanzas de miles de ciudadanos que se han esforzado y dejado lo mejor de sí mismos en estas tierras en la lucha por su futuro y el de sus hijos, y que ahora ven frustradas sus ilusiones y esperanzas por mor de una disculpa perfecta como es esta dura crisis y por las críticas a una mejorable gestión de los Fondos Mineros. Este Gobierno del PP ha optado por la supervivencia de los más fuertes, dejando en el camino a los que necesitan apoyo para seguir subsistiendo. Lo hace con las personas y también con los territorios.

Por todo esto, y seguro que por muchas cosas más que podría contarle, los alcaldes socialistas asturianos estamos decididos a defender lo que consideramos que es de justicia y por ello acudimos a la conocida concentración a Madrid. Sepa usted Sr. Ministro que allí, en el Paseo de la Castellana, nos reunimos un amplio grupo de alcaldes y alcaldesas de Asturias y Aragón, y cuál sería nuestra sorpresa que en cuanto nuestro autobús llegó al lugar, las puertas exteriores del Ministerio se cerraron con llave, fuimos recibidos por un nutrido grupo de policías nacionales -pertrechados para la ocasión- y durante una hora y media permanecimos bajo las inclemencias del tiempo, en la acera y sin que nadie de su Ministerio se dignara a dirigirnos ni una sola palabra (a pesar de que eran conocedores de esta visita). Solo después de mucho insistir accedieron al inmueble y traspasaron la verja de hierro -custodiada por guardias de seguridad y agentes de la Benemérita- dos de nuestros compañeros, con la esperanza de que alguien diese la cara. Pero salieron a los pocos minutos de vacío tras un encuentro con el Gerente del Instituto del Carbón que ninguna información conoce y ni tan siquiera ve en las últimas semanas a su Secretario de Estado.

Concluyo esta carta abierta manifestándole mí más profundo malestar, incomodidad y desagrado con el trato que se nos ha dado a unos legítimos representantes de los ciudadanos, esos que a usted no le han elegido para ser Ministro, y a los que nosotros, día a día, damos la cara y las explicaciones. Ha sido un trato que me atrevo a calificar de vejatorio, indigno y desleal para con quienes nuestra Constitución, la de TODOS los españoles, pone en igualdad de condiciones desde el punto de vista de administraciones soberanas y autónomas.

Sepa usted que con el proceder de su Ministerio ha despreciado a todos y cada uno de los habitantes de las comarcas mineras de este país, y sepa, por último, que nuestro periplo no ha hecho más que empezar. Apelo pues al sentido de la responsabilidad y obligación del cargo que ostenta para pedirle una rectificación de tal proceder y se digne a recibir a los alcaldes mineros y explicarnos directamente sus propuestas y planificación para el futuro de la minería del carbón de este país y de los acuerdos pactados con los sindicatos mineros. Solo así se ganará el respeto de quienes hoy sufrimos en propia piel la dureza con que su Gobierno ejerce la mayoría absoluta que ostenta.