El olvido de la trayectoria histórica del movimiento obrero y sindical resulta muy peligroso por varias razones y, una de ellas, es no saber valorar y agradecer los grandes sacrificios que tantos y tantos dirigentes obreros han hecho para la conquista de nuestras mejoras laborales, económicas y sociales en diferentes países, entre los cuales, se encuentra España.

El olvido es la semilla de la sumisión. Debemos esforzarnos en aplicar el antídoto para evitar que esta humillante enfermedad se instale en nuestros hábitos laborales y sociales.

El martirio de los sindicalistas de Chicago es una página clave en la larga lucha que los trabajadores del Mundo llevaron a cabo desde el mismo instante en que surgió el primer síntoma de la explotación del hombre por el hombre, que no debe ser olvidado. El testimonio de los asesinatos por la prepotencia del dinero y del poder capitalista, por defender con pasión y con profundas convicciones la dignidad del hombre que trabaja y los derechos inviolables que de estos dimanan deben ser recordados por las generaciones presentes y futuras para implicarnos en su ferviente defensa.

Hay hechos que se han convertido en historia escrita y recitada en todas partes. Hay miles de mártires, hombres y mujeres anónimos, que nadie conoce y que la historia no ha podido registrar, que se han llevado consigo a la tumba lo que han hecho, sufrido amado, aspirado?

¿Olvidaremos a los mártires de Chicago y a otros/as muchos/as defensores de la causa obrera que en el transcurso de la historia han sido mal tratados, reprimidos y asesinados por defender unos derechos de bienestar laboral/social y que nosotros hemos heredado y disfrutado?

Los mismos que ayer reprimían brutalmente a los trabajadores, que exigían mejores condiciones laborales, y, que asesinaban con la horca a los sindicalistas que reivindicaban una jornada de trabajo de ocho horas, con el propósito de someterlos a la esclavitud laboral, han tenido que ceder, ante la fuerza del movimiento obrero. Los herederos del sistema capitalista de ayer tratan hoy de establecer unas condiciones inaceptables en las relaciones laborales y sociales equiparables a la época de «amos y vasallos», es decir, someternos a una reforma laboral para desposeernos de todos nuestros derechos heredados de la lucha de nuestros antepasados: bajarnos salarios, trabajar mas horas, echar a la calle a los trabajadores cuando les plazca, pagándoles menos o nada, evitar la mediación de los sindicatos en la aplicación de los expedientes de regulación de empleo (ERES), reducción de los derechos sanitarios y educativos, reducción del seguro de desempleo o la perdida del mismo, reducción de pensiones y la perdida del poder adquisitivo, a las jóvenes generaciones el camino de la emigración (300.000 desde el comienzo de la crisis, ¿cuántos mas tendrán que emigrar??). Todo esto, gracias a esta reforma laboral que nos están imponiendo.

Hoy, nos encontramos, con las consignas de desprestigio hacia los sindicatos para evitar la unidad de las fuerzas del trabajo. Hoy, al igual que ayer, tratan con calumnias y difamaciones desprestigiar a los dirigentes sindicales para debilitar la unidad sindical como instrumento indispensable en la lucha por la defensa de los derechos de los trabajadores y que todos (trabajadores, y, aquellos sectores sociales que mayor protección necesitan) debemos de implicarnos para evitar que estas tácticas difamatorias puedan influir en el debilitamiento del movimiento obrero y que nos lleve a una tragedia de penurias sociales y abocarnos ha vivir en graves dramas familiares.

Que en los sindicatos halla personas que cometan errores y que tengan que hacer una profunda reflexión sobre la propia estructuración de los mismos para adaptarse a las nuevas necesidades del mundo laboral y social que los tiempos nos marcan, sin lugar a dudas tendrán que hacerlo, pero caer en la influencia de las difamaciones (que vienen de los que pisotean nuestros derechos) contra el sindicalismo es otra cuestión, que jamás los trabajadores podemos permitir que rompan el poder invencible, que es la unidad obrera, para la defensa de nuestros derechos. ¿Quienes están libres de no cometer errores?

Al ahorcar a los mártires de Chicago, los magnates dueños de los monopolios de aquel tiempo dirigían sus golpes no tanto a los hombres que eran sus víctimas ocasionales en el proceso de Haymarket, sino al movimiento que representaban; no a las siete personas procesadas, sino a la fuerza mucho más poderosa de los trabajadores organizados de todo el país. Era al movimiento sindical en general, y a los Caballeros del Trabajo en particular, a quienes los capitalistas estaban dispuestos a aplastar. Hoy pretenden hacer lo mismo: ¡calumnias y difamación! ¡no caigamos en la trampa!

Esto ocurría el 1º de Mayo de 1886 en un hermoso día en Chicago. «Era un día de calma en más de un aspecto: las fábricas paradas y vacías, los almacenes cerrados, las calles desiertas, los conductores ociosos, las construcciones detenidas, los corrales estaban silenciosos y ninguna columna de humo surgía de las chimeneas de Chicago».

En el desfile el número de asistentes aparentemente sin fin había Caballeros del Trabajo y afiliados a la federación norteamericana del trabajo Había católicos, protestantes y judíos; anarquistas, socialistas, republicanos, comunistas y demócratas, pagadores de impuestos único y, en fin, gente corriente que formaba una sola e irresistible columna de voluntades para reclamar la implantación de la jornada de las ocho horas de trabajo en todas partes.

Hoy, al igual que ayer, los derechos laborales y sociales de los trabajadores y de otros sectores sociales, corren graves peligros, los cuales debemos evitar, y para ello, es de vital importancia que el día 29 de marzo, en toda España, sea un hermoso día apoyando la Huelga General: las fabricas paralizadas, los almacenes cerrados, las construcciones paradas, todos los transportes detenidos exceptuando las urgencias, etc.

Un día inspirado en el mas profundo respeto de la justicia, reflejado, con las pacificas movilizaciones de la ciudadanía, pero, que se escuche la voz del pueblo exigiendo justicia: no a la reforma laboral que le da más poder a la patronal para ejercer más represión laboral.