Mieres del Camino,

C. M. BASTEIRO

El Instituto de Educación Secundaria (IES) El Batán de Mieres organiza durante este curso una Escuela de padres para favorecer la buena relación entre progenitores e hijos. El programa incluye charlas de expertos de distintas áreas y contó con la presencia del psicólogo Hilario Garrudo, experto en relaciones familiares. El ponente ofreció a los más de veinte asistentes un decálogo de normas para favorecer la educación de los jóvenes. Lo más importante, según resumió el experto, es mejorar la comunicación y ofrecer cierta autonomía, pero siempre con límites.

l Darse cuenta de que los jóvenes están transitando. Lo principal, según el experto, es saber que los jóvenes se están enfrentando a la vida adulta. Hay que cambiar la relación, «pero sin llegar a tener un trato de igual a igual», según Garrudo.

l Interpretar los cambios. Los padres deben darse cuenta de que hay cambios e interpretarlos sin alarmarse. «Cuando un joven lleva la contraria, no intenta incordiar si no reafirmar su deseo de autonomía», señaló Garrudo.

l Interés en sus necesidades. El psicólogo recomendó mostrar interés en las necesidades, inquietudes y nuevas amistades de los adolescentes, pero sin caer en la obsesión. Según el experto, «hay que interesarse, pero en ningún caso someter a los jóvenes a interrogatorios sin necesidad».

l Mayor cuota de autonomía. Los padres deben de aumentar la cuota de autonomía de los hijos con su llegada a la adolescencia. Hilario Garrudo añadió que «es de suma importancia que aprendan a tomar sus propias decisiones, como un entrenamiento de cara a la vida adulta».

l Crear un clima de confianza y respeto mutuo. El seguimiento de los cuatro primeros pasos debe de favorecer la creación de un clima agradable en casa y facilitar la relación fluida entre padres e hijos. El experto recomendó mantener espacios comunes, como la comida o la cena, en donde se pueda dialogar sobre las inquietudes de las dos partes.

l Negociación del sistema normativo. Los jóvenes, según Garrudo, necesitan y esperan una serie de normas. Con la llegada a la adolescencia, el sistema normativo debe de ser negociado, contando con la aportación de ambas partes y buscando un acuerdo que se respete durante esta etapa.

l Premiar lo positivo. Hilario Garrudo apremió a los padres para que «valoren lo positivo de sus hijos». Las actitudes reforzantes son, en la mayoría de los casos, más favorecedoras que las posturas punitivas, «de las que ya se encargan otras instituciones que están presentes en la vida de los hijos».

l Ayudarlos a desarrollar sus competencias. Es imprescindible, según el experto, que los jóvenes desarrollen todas las competencias que necesitarán en la vida adulta. Por eso, y desde el respeto, también deben de desarrollar la habilidad de la crítica y la asertividad para saber decir «no».

l Prestar atención a cómo utilizan el ocio. En el último apartado del decálogo se encuentran las normas para regular la buena marcha del adolescente. Por eso, Garrudo recomienda seguir sus actividades, sin vigilar.

l Admitir que no hay padres perfectos, pero si responsables. Los progenitores tienen que encontrar el equilibrio y no ser «colegas», pero tampoco pecar con la superprotección. «No seremos perfectos, pero sí responsables y comprometidos», resumió el experto.