Ganador del XLIX Concurso de Cuentos Lena

Pola de Lena,

C. M. BASTEIRO

El pedagogo y escritor Julio Alejandre Calviño (Madrid, 1961) está en racha. La semana pasada recibió el XLIX Premio de Cuentos Lena con «El Prisionero» y pocos días después de recibir la noticia del Ayuntamiento asturiano le comunicaron que también había ganado el XXIII Premio Unicaja de Relatos. Con estas dos distinciones suma títulos a una larga lista que incluye el Premio Literario de la Universidad Complutense de Madrid (2010), el IV Certamen literario «Gerald Brennan» (2008) y el Premio Relatos Cortos «Clarín» de Quintes (2007). Actualmente trabaja en Badajoz como orientador escolar pero pasó varios años en Centroamérica y su estancia en el extranjero es uno de los temas más recurrentes en su obra.

-¿Cómo se sintió después de saber que era el ganador de un premio literario tan consolidado como el de Lena?

-Muy contento porque, como bien dice, es un premio que lleva ya cuarenta y nueve ediciones. Eso, sin lugar a dudas, significa que la organización ha trabajado, han apostado por ello y eso siempre hace más ilusión.

-Lleva un mes de triunfos.

-(Risas) Sí, efectivamente acabo de recibir otro premio, el de Relatos Unicaja, que también se ha fallado este mes. Lo cierto es que abril está siendo estupendo para mí pero el premio de Lena es especial por su tradición.

-Hábleme del relato, «El Prisionero»

-Trata uno de los temas que más me llama la atención, está ambientado en la Rusia de la II Guerra Mundial.

-¿Es un cuento histórico?

-No, no sabría definir con exactitud la trama pero versa, por encima de todo, sobre los sentimientos. En este cuento narro lo que es una guerra y como nos deshumaniza. Muestra cómo los humanos se vuelven insensibles a la muerte y a todos los horrores que los rodean. Pero también hablo sobre cómo en medio de ese panorama desolador, a veces, la esperanza aparece y redime a los hombres que están allí.

-Al Premio de Cuentos Lena se presentaron 500 obras, ¿qué piensa que llamó la atención al jurado en su relato?

-No estoy seguro, pero creo que un buen cuento tan solo tiene que tener fuerza y conseguir llegar a los lectores. Y lo más básico, tiene que contar una historia.

-¿Le gusta lo simple?

-Lo cierto es que yo solo quiero contar una idea. A mí no me gustan los trucos, ni hacer nada que sorprenda, pero tampoco seguir unas estrictas técnicas o reglas. Yo me pongo a escribir cuando se me ocurre una idea interesante y la intento desarrollar.

-Habla de llegar al lector, ¿ha publicado alguna de sus obras?

-En las próximas semanas saldrá al mercado mi primer libro, titulado «Tumbas, héroes y libros perdidos». Aunque también suena a tema bélico, es una recopilación de cuentos fantásticos. Lo publica la editorial Complutense y estoy muy emocionado.

-¿Prefiere los relatos cortos a la novela?

-Me gusta la novela, he escrito dos, pero para mí es difícil obtener la concentración necesaria para seguir una trama larga, ya que tengo trabajo y no me dedico en exclusiva a la literatura. El problema principal es el tiempo, se puede perder el hilo de lo que estás contando si no estás centrado al cien por cien. Aunque dicen que en la enseñanza tenemos unas vacaciones muy largas, a mi no me da tiempo a escribir una novela en los días libres.

-¿Se considera más un escritor o un orientador de jóvenes adolescentes en un instituto?

-Soy más un orientador, porque es de lo que vivo. Si pudiera dedicarme a la literatura por completo lo haría, pero en España es muy difícil. No sé como será en el resto de países, porque no conozco tan bien el sistema, pero aquí es prácticamente imposible.