Esta parece ser la estrategia de IU de Asturias: todo es posible siempre que se impida el paso de la derecha al futuro gobierno del Principado. Así, se olvida que la alianza entre el PSOE y el PP impidió a IU su presencia en la mesa de la Junta General del Principado en esta última legislatura y por si esto fuera poco, el coordinador general de IU de Asturias, cometió la imprudencia de calificar públicamente a Unión Progreso y Democracia (UPyD) como un partido de derechas.

Voy a citar por otra parte dos premisas recogidas en el programa de Unión Progreso y Democracia: «suprimir las ayudas al carbón por considerar a la minería como obsoleta y liquidar el Estado de las Autonomías». En política todo es discutible, entre si una cuestión es la opinión y otra la posición, pero se me antoja que este puzzle resulta difícil de resolver, o al menos resulta contradictorio encajar una posición regionalista como la de Izquierda Xunida y la defensa de la minería y de los fondos mineros en semejante escenario.

Las denominadas revoluciones de izquierda a principios del siglo pasado, en el inicio de la revolución industrial, fueron en su mayoría revoluciones violentas, pero a tenor de sus resultados, se ha constatado que no resolvieron tampoco el problema. Cierto es por otra parte, que el sistema capitalista impone sus criterios en este escenario perverso denominado «Globalización».

Este es el verdadero drama. Solamente profundizando en la democracia y en la participación ciudadana, es posible realizar políticas de izquierdas y de progreso. El PSOE, desde 1982, ha tenido la oportunidad de realizar políticas de progreso y de izquierda, pero ha desaprovechado la oportunidad y aún no ha asimilado que los más de cuatro millones de votos que ha perdido en los recientes comicios electorales no han ido al PP, simplemente se han cansado de ellos. En cualquier caso si el PP llegó a gobernar es porque así lo han decidido los ciudadanos con su voto y en buena parte también como consecuencia de los errores de la izquierda.

De los más de cuatro millones de votos perdidos por el PSOE solamente se fueron 400.000 al PP, pero los otros cuatro millones de votos perdidos en la base social de la izquierda tampoco han ido a IU.

Probablemente porque IU se ha ido alejando de sus principios fundacionales, y de su proyecto político inicial, para sobrevivir en colectivos inconexos que pueden tener más o menos incidencia a nivel local o regional, pero incapaces de vertebrar una autentica alternativa de izquierda en el conjunto de la sociedad española, que sea capaz de inducir una autentica transformación de la izquierda innovadora.

En Asturias tampoco los resultados fueron para lanzar cohetes. ¿Cómo es posible entonces que el único mensaje de IU a la base social de la izquierda, con lo que está lloviendo, consista en explicar que su única razón de existir sea impedir el paso de la derecha para gobernar Asturias? Tal parece que no existió el «caso Marea», ni los desmanes con los fondos mineros (Venturo XXI-Alas Aluminiun), sobrecostes del puerto del Musel, etc. Ni el propio PSOE haría mejor campaña para llamar al voto útil de la izquierda.

No ha resultado el voto útil porque el desencuentro entre la ciudadanía y la política se traduce cada vez más en la desconfianza para encontrar soluciones a sus problemas reales y el resultado de este cansancio resulta evidente: aumento de los índices de abstención.

IU no ha sido capaz de recoger, en buena parte, el voto de esta base social de la izquierda, preguntémonos por qué una buena parte de estos votos han ido a la abstención. Recuerdo que el listón electoral de IU en Asturias llegó a superar los cien mil votos en circunstancias no tan adversas para el PSOE.

Supongo que no habrá nadie tan atrevido para interpretar que es el pueblo el que se equivoca. ¿Acaso resulta tan difícil supeditar el apoyo de la investidura del futuro gobierno a compromisos concretos sobre como resolver los problemas reales? Luego ya veremos, o al menos llevemos a nuestras bases y a la ciudadanía, los distintos escenarios de posibilidades que existen.

Un diputado, con el debido respeto, no puede hacerse valer más que un grupo parlamentario, ni que una formación política que aspira a vertebrar un proyecto político de la izquierda de nuestro país. Si ahora en nombre de impedir el paso a la derecha, cometemos un error de este calibre, es posible que se puedan satisfacer algunos apetitos personales, pero las consecuencias para IU se pagaran más adelante en el medio plazo.

Esta es mi opinión, mi posición la fijaré cuando corresponda si es que tengo oportunidad, en las asambleas locales o en la próxima Conferencia de IU.