El pasado viernes, en el Aula de Extensión Universitaria que la Universidad de Oviedo tiene ubicada en la Casa de la Buelga, en un acto organizado por la propia Universidad de Oviedo, Valnalón Ciudad Tecnológica y Cauce del Nalón, y con el que colaboran el Ayuntamiento de Langreo, Cajastur y LA NUEVA ESPAÑA a través de su Club de Prensa, Jaime Izquierdo Vallina presentaba su último libro: «La casa de mi padre».

La singularidad de la obra, que conjunta recursos propios de la novela con los del ensayo o los del libro de texto, es coincidente con las propuestas que desde siempre ha defendido el autor, que no son otras que las de superar, partiendo de una perspectiva progresista e independiente, el enfrentamiento entre las aspiraciones de desarrollo impuestas desde un contexto social y económico preponderante como lo es el industrial, con las de la conservación de la naturaleza. Promoviendo el progreso de los territorios de base campesina, desde criterios de modernidad, y respetando sus valores patrimoniales, institucionales y culturales, pues sobre ellos descansa buena parte del futuro de Asturias, basado en la explotación de unos recursos naturales de muy alto valor, que recibimos, casi en plenitud, de nuestros antepasados gracias a su sabia y respetuosa actuación sobre un medio natural que era su forma de vida. Propósito nada fácil en los tiempos que corren.

«La Casa de mi padre» es la historia del cumplimiento de la promesa de no abandonar a la suerte del paso del tiempo la casa familiar, hecha por un hijo, el ingeniero francés Gerard Enterría, a su padre, un exilado español en Burdeos desde los años sesenta. Pero es también la historia de la renuncia a una prometedora carrera profesional en Renault, y de un cambio de proyecto vital que le lleva a abordar una idea de desarrollo local con la que pretende detener el proceso de decadencia que afecta a la comunidad campesina de la que es originaria su familia y facilitar su integración en la sociedad actual, la del siglo XXI.

La obra esta dirigida a un público muy amplio que va desde responsables políticos, conservacionistas y especialistas de diferentes disciplinas como la historia, la geografía, la antropología?, hasta los paisanos y vecinos de los pueblos depositarios de una cultura campesina milenaria. Es una apuesta por la esperanza, una reivindicación para impedir que en un futuro, más o menos cercano, hablar de lugares, de quintanas, de pueblos o de parroquias con nombre propio no tenga que ser necesariamente un ejercicio de memoria histórica.

El autor, Jaime Izquierdo Vallina, es socio fundador de Cauce del Nalón y estuvo al frente del Servicio Municipal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Langreo entre los años 1983 y 1987, desde el que se propiciaron determinados cambios de usos y costumbres dirigidas a paliar los elevados índices de contaminación que propiciaron en 1984 la inclusión del municipio en la lista de Zonas de Atmósfera Contaminada (ZAC), como, por ejemplo, la de incentivar el abandono del consumo de carbón en los hogares. Contestada desde posiciones sindicales de carácter conservador con escasa visión de futuro, tal y como el discurrir histórico ha demostrado, que anteponían la defensa del vale de carbón, un derecho decimonónico y de carácter paternalista, a los intereses generales de la población.

De 1993 a 1995 fue asesor del Presidente del Principado de Asturias, en temas de Medio Ambiente y Desarrollo Regional, y desde 1999 a 2004 responsable de la aplicación de los programas «Leader» y «Proder» en Asturias. Hasta 2007 fue Jefe del Departamento Tecnológico del Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Alimentario (SERIDA) y Coordinador de la Estrategia Española para el Desarrollo Rural Sostenible de las Zonas de Montaña, fecha en la que pasó a ser, hasta 2011, asesor de la Ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino.

Ha dirigido y participado en numerosos cursos y conferencias y publicado gran cantidad de artículos y libros entre los que destacan el «Manual para agentes de desarrollo rural: propuestas para moverse entre la conservación del patrimonio y el desarrollo local» (2002), con el que obtuvo el Premio de Investigación Adolfo Posada, «El regreso del señor Hoffmann y otros relatos de ambiente entero» (2005), «Marqueses, funcionarios políticos y pastores: crónica de un siglo de desencuentros entre la naturaleza y la cultura en los Picos de Europa» (2006) y «Asturias, región agropolitana: las relaciones entre el campo y la ciudad en la sociedad posindustrial» (2008). Es, además Premio Europeo a la Conservación de la Naturaleza (Henry Ford -Fundación Británica de la Conservación, Viena 1991), premio de ensayo «Mundo rural, aldea global» (Fundación Tierra Jaén, 2001) y premio de la Fundación César Manrique a proyectos medioambientales alternativos (Lanzarote, 2003) por el diseño y dirección del programa para la recuperación del pastoreo tradicional en los Picos de Europa.

En definitiva, Jaime Izquierdo Vallina, es para este presidente de Cauce del Nalón, y espero, tanto como deseo, que también para el resto de los socios, un compañero y un amigo que desde una visión progresista de la sociedad, sin descuidar el rigor científico de sus análisis y propuestas, tiene a bien transmitirnos mensajes ilusionantes bajo la forma de proyecto realizables.