Langreo, L. M. D.

Momentos de alarma. Esto es lo que padecieron ayer por la mañana los trabajadores del pozo María Luisa de Hunosa, donde se produjo un derrumbe en el que, durante unos minutos, se pensó que un minero había quedado completamente sepultado y que incluso podría estar muerto. El accidente, finalmente, se quedó en un mero susto, porque el único afectado puso salir por su propio pie de la zona de donde se desprendieron materiales. Tras ser atendido en el botiquín del pozo, se determinó que únicamente tenía algunas contusiones y pequeñas heridas en los brazos.

El suceso se produjo sobre las nueve y cuarto de la mañana, cuando el minero, que había entrado con el primer relevo, se encontraba trabajando en la planta octava del pozo María Luisa. En ese momento, y por causas que se desconocen, se le vino encima parte del techo de la galería. En un primer momento se pensó que el minero se encontraba sepultado, pero nada más lejos de la realidad. Según se explicó, el minero sólo quedó atrapado por la parte baja de las piernas, por lo que pudo quitarse de encima los restos del derrumbe por sus propios medios. Él mismo avisó a sus compañeros de que había podido salir y por su propio pie alcanzó las instalaciones médicas del pozo.

Antes de saberse que se encontraba en casi perfectas condiciones, los compañeros del afectado avisaron del accidente, lo que hizo que se presentase en el pozo efectivos de la brigada de salvamento y del SAMU (Servicio de Atención Médica Urgente). Su intervención, finalmente, no fue necesaria, ya que según los propios compañeros «todo se quedó en un susto».

El accidente de ayer, que se saldó apenas sin heridas, se produjo en el último día de mandato José Ramón García Secades como presidente de Hunosa, y en primer día de servicio de la nueva presidenta de la hullera estatal, la allerana Maria Teresa Mallada. Una de las prioridades de Secades en Hunosa fue el de mejorar la seguridad en la empresa. En el centro de formación que la compañía carbonera tiene en Sama los trabajadores realizan, periódicamente, prácticas relacionadas con la mejora de la seguridad en colaboración con al brigada de salvamento.

El último accidente mortal que se produjo en el seno de Hunosa tuvo lugar el pasado verano, en el pozo Candín (Langreo). El minero, de 44 años, era especialista en tajo mecanizado, y quedó atrapado entre una máquina y un vagón en el interior de la mina, en la planta octava. Le quedaba menos de un año para prejubilarse. El del Candín era el primer siniestro mortal en Hunosa en un periodo de tres años.