Sin darnos tiempo aún de recuperarnos de las últimas citas electorales, ya estamos metidos en una nueva campaña, con las elecciones autonómicas del próximo día 25, y, por lo que se observa, se van a basar en una repetición de las promesas que todos hicieron en las anteriores de mayo, aunque alguno quizá arriesgando un poco más, por si la flauta suena.

Por lo tanto, no hay nada nuevo bajo el sol en una democracia -mejor con minúscula- tan imperfecta como la nuestra, en la que obligatoriamente hay que seguir votando a personas y partidos en listas cerradas y bloqueadas, en las que la mezcolanza de «sensibilidades», tras el previo intercambio de cromos por parte de los que manejan los hilos del guiñol, nos llevan a muchos a que la gana de acercarnos a las urnas sean escasas.

Comprendo que soy pesado en este tema de las listas abiertas, pero más pesados son ellos con su tozudez de seguir erre que erre para no perder ni un ápice de sus privilegios, por eso se lo voy a seguir recordando en cualquier convocatoria, aunque se lo pasen? por ahí.

Ya nos están lloviendo promesas por parte de los que llevan años montados en el tren de «lo oficial», y que tiempo han tenido, casi todos, para ir dando soluciones a la problemática que padece Asturias, en general, y la Cuencas, en particular.

Pues nada, parecen todos recién llegados, con las ilusiones de un primerizo, cuando a la vista salta que tienen más capas que una cebolla gigante. Dejo a un lado las obvias responsabilidades, que saltan a la vista.

El leve lavado de cara de alguno de los partidos en liza ha sido simplemente eso: un suave aclarado, pues al frente siguen los de siempre, bien en las listas o detrás de las bambalinas.

En lo referente a las Cuencas, si se comprueban las listas, pues tres o cuatro con posibilidades de «beca», aunque al final van a ser un número más que se deberán plegar a lo que el partido le ordene -vuelvo a insistir en lo de entrar en ellas apadrinados- con lo cual va a ser difícil que puedan mojarse en los problemas que afectan a nuestro entorno.

¿Promesas? Todas las que ustedes quieran, pero en Abril ya estarán depositadas en el contenedor más próximo. Lo cachondo del tema y también vuelvo a hacer incidencia en ello, es que todo parece indicar que teóricamente gane quién gane, el resultado de las derechas va a ser similar, con variaciones entre los dos grupos, pero aritméticamente igual, aunque la última encuesta parece poner un poco de picante, con lo cual nos vamos a encontrar igualito que antes dé.

Por tanto cabría preguntarse -si así sucede- el porqué de esta perdida de tiempo, y gastos añadidos, para seguir contemplando los mismo caretos, y les engarradielles, y personalismos que previsiblemente se van a repetir.

Si por lo menos nos prometieran que ésta era la última convocatoria a la que se presentan, y luego hicieran mutis por el foro, casi me animaría a ir a votar, pero el que llegue al 2030 tengo miedo de que siga contemplando a los mismos ejemplares, y si alguno no puede ya con su alma, pues seguro que se repetirán apellidos de hijos, primos y demás familia. La sucesión -por si acasu- ya dio comienzo. Termino con frase de uno de los «incombustibles» que lleva en política desde la primera comunión y sigue con buen cargo, así que a lo largo de una entrevista que en su momento le hice. Ante la pregunta de la cosecha de «dulces» derrotas electorales que atesoraba, el planteamiento no era otro que si había pensado en tirar la toalla. La mirada fue poco menos que asesina y la respuesta fue fácil: «La política es una carrera de fondo y yo? soy un corredor de fondo». De cajón. Y como él, cientos y cientos de atechados en todas las siglas. Lástima de Olimpiadas al uso, seguro que las medallas superarían a las monedas recuperadas a los saqueadores del Odisey.