Mieres / Langreo,

J. V. / M. Á. G

Las comarcas mineras precisan más de seis millones de euros para abrir sus instalaciones museísticas ya construidas o pendientes de reforma. La crisis económica, combinada con la supresión de los fondos mineros impulsada por el Gobierno del PP (con los que se preveía costear buena parte de estos proyectos), pone en peligro el desarrollo de unos equipamientos -once en total- que corren el riesgo de quedarse a medias, vacíos y sin ninguna utilidad aparente. De hecho, algunas de las instalaciones llevan meses ejecutadas sin que, por el momento, exista una estimación sobre cuándo se podrán abrir al público.

Poner en marcha los principales museos de la comarca del Nalón que ya están ejecutados y permanecen paralizados tendría un coste aproximado de 1,7 millones de euros. Buena parte de esta cantidad corresponde al Museo del Movimiento Obrero del pozo San Vicente, incluido en el proyecto de ampliación del Museo de la Minería de El Entrego. En 2010, la mesa regional de la minería (en la que están representados el Principado, los sindicatos mineros y los ayuntamientos) llegaron al acuerdo de destinar una partida 988.683 euros de los fondos mineros de 2010 para equipar la instalación. Sin embargo, el recorte de las partidas del Plan del Carbón anunciado por el Gobierno de Rajoy ha dejado esta actuación en el aire.

El proyecto ya se inició en 2002, cuando varias escuelas taller de Fucomi rehabilitaron las instalaciones del antiguo pozo San Vicente de El Entrego, una explotación que se convirtió en símbolo del sindicalismo al estar autogestionado por el SOMA. Los trabajos de restauración incluyeron la antigua casa de aseos, los talleres, la lampistería, y la casa de máquinas fueron restaurados para usos museísticos. La complejidad del acceso (el antiguo pozo está en una zona elevada) obligó a dedicar 1,2 millones de plan complementario de las Cuencas (suscrito por el Gobierno regional y los sindicatos mineros) a ejecutar un falso túnel para conectar el Mumi con la caña del pozo, por el que debía circular un tren turístico. Ahora la puesta en marcha del museo ha quedado en suspenso al no haber fondos para los contenidos museísticos.

La Casa del Urogallo, emplazada en la localidad casina de Tarna e integrada en el proyecto del parque de la fauna de Redes, supuso una inversión de 678.000 euros. Fue inaugurada en mayo de 2010, por el entonces consejero de Medio Ambiente, Francisco González Buendía, sin contenidos y sin suministro eléctrico. Desde entonces sigue vacía. Para poder abrir las puertas de la instalación al público es necesario instalar la exposición y urbanizar el entorno. Las dos actuaciones que cuentan con una inversión conjunta de 258.437 euros de los que la mayor parte (196.654 euros ) se destinan a la muestra museística.

El ecomuseo lavianés de Coto Musel, ideado para transformar las antiguas minas de montaña de Coto Musel en un museo, concluyó después de tres de trámites. Se pudo iniciar hace tres años. Las obras de la primera fase del ecomuseo, que concluyeron a finales de 2010 con un coste de 636.743 euros, consistieron en la mejora de los accesos, la rehabilitación de bocaminas y la rehabilitación de la antigua casa de aseos como futuro centro de interpretación de la mina de montaña y que todavía está sin equipar. Después de más de un año sin ningún tipo de mantenimiento, el edificio presenta síntomas de deterioro e incluso presenta goteras.

La Casa del Agua -una instalación que muestra al visitante el ciclo del agua y la importancia de los recursos hídricos del alto Nalón- fue uno de los atractivos museísticos del parque de Redes desde que se creó el parque natural. Sin embargo, el Principado decidió ampliar las instalaciones y adquirir parte de los contenidos del pabellón español en la Expo de Zaragoza de 2008, dedicada al agua. La ampliación de los contenidos se costea con cargo al convenio suscrito entre el Gobierno regional y el Ejecutivo central, dentro del programa Red Natura 2000, que incluye fondos estatales, regionales y europeos. El montaje de los contenidos de las nuevas instalaciones está a la espera de que el Ministerio de Medio Ambiente aporte la financiación necesaria.

El material expositivo ya está almacenado en el concejo. Se necesitarán 250.000 euros para la adaptación, instalación y traslado de la exposición, según los cálculos iniciales. Esta cantidad se suma a los 210.000 euros asignados para adquirir las nuevas muestras. La ampliación de la Casa del Agua permite incrementar el espacio expositivo desde los 200 a los 700 metros cuadrados. De momento, el centro afronta el que podría ser un tercer verano cerrada.

Otro de los equipamientos concluidos, vacíos de contenido y sin abrir es el centro la trucha de Laviana. Parte del edificio, destinado a un centro de cría de alevines sí está en marcha desde 2009, pero el aula de interpretación del río Nalón sigue parada por el momento. El edificio se financió con 715.000 euros del plan desarrollo rural europeo Proder.

Equipar el centro de interpretación lavianés costaría 300.000 euros según los cálculos del Ayuntamiento. El Gobierno local de Laviana ha alcanzado un acuerdo con Fucomi para ceder provisionalmente a la entidad el aula de interpretación del centro de la trucha, mientras no haya financiación para equiparlo, con el objeto de habilitar en estas dependencias un centro homologado de formación para escuelas talles y taller de empleo.

Los concejos del Caudal precisarían casi 4,5 millones de euros para poder abrir los museos o instalaciones museísticas pendientes. Casi la mitad de la aportación que se necesita se la llevaría el antiguo palacio de los Faes de Carabanzo, en Lena, donde se quiere hacer un museo relacionado con la vía de la Carisa. El alcalde de Lena, Ramón Argüelles, explicó que precisarían dos millones de euros para su apertura, Uno de fondos mineros, que podrían no llegar nunca, y otro solicitado a través del 1% Cultural en compensación por las obras de la Variante de Pajares.

Argüelles defendió la aportación del 1% Cultural «porque las obras nos han destrozado el concejo y qué menos que recibir una compensación». A pesar de ello, el regidor asegura que «más problema que crearlo, será mantenerlo». El Ayuntamiento ya había encontrado solución. El colectivo de Jóvenes de Carabanzo se ocuparía del mantenimiento del inmueble, quitándole un peso de encima.

El pozo Santa Bárbara, ubicado en el valle mierense de Turón, sí tiene financiación asegurada. De hecho, es de las pocas obras culturales que incluye para Asturias el borrador de los Presupuestos Generales del Estado para este año. La explotación consiguió un millón de euros que serán invertidos en varias anualidades, necesarios para realizar las obras. «Después tendremos que ocuparnos del contenido», aseguró el concejal de Cultura de Mieres, Manuel Ángel Álvarez. Este proyecto se ha encontrado con un nuevo inconveniente en las últimas semanas. Para su desarrollo, precisa de un plan especial y un proyecto de urbanizaciones que no estaban inicialmente contemplados. Esto podría demorar las obras más de lo debido, ya pasarán varios meses para que se elaboren los planes, deberá realizarse una aprobación inicial, un plazo de exposición pública, remitirlo a la CUOTA y aprobarlo definitivamente.

Mieres también tiene pendiente la apertura del pozo San José, también ubicado en Turón. La explotación lleva un tiempo rehabilitada, pero vacía. Álvarez explicó que, para abrir San José, «tenemos primero que definir el contenido de este centro, porque no tiene nada». Sin embargo, esto no le preocupa en exceso, «primero tenemos que resolver lo que ocurrió con la financiación de las obras, que costaron un millón de euros». La reforma del pozo San José se hizo, en principio, con una subvención del Principado de Asturias. Sin embargo, el dinero nunca llegó y el Consistorio tuvo que asumir el pago a los constructores. Ahora se encuentran en negociaciones con el Gobierno regional para tratar de resolver el entuerto.

El Museo de la Lechería y los Quesos de Asturias, ubicado en Morcín, es otra de las infraestructuras que, aunque acabadas, no pueden abrir al público. En su caso, por falta de equipamiento. El alcalde de Morcín, Jesús Álvarez Barbao, explicó que la instalación precisaría de 800.000 euros para el equipamiento. Un dinero que parece difícil de llegar, ya que se enmarca en los fondos mineros. Álvarez Barbao aseguró que «estamos buscando otras fórmulas para conseguir la financiación necesaria. Incluso, estaríamos dispuestos a gastar sólo la mitad para poder abrir el museo, aunque fuese sólo una parte».

La instalación también tiene pendiente la cesión del suelo por parte de Hunosa, ya que se ubica en las antiguas tolvas del pozo Monsacro. Sin embargo, esta transacción se realizaría sin coste alguno para las arcas municipales. El proyecto lleva gastados hasta ahora 1,1 millones de euros procedentes de fondos mineros.

El centro de interpretación sobre La Carisa, en la localidad allerana de Nembra, tiene un recorrido similar al museo de Morcín. El edificio ya está hecho y sólo le queda el equipamiento, para el que precisaría unos 360. 000 euros, curiosamente también de fondos mineros. El alcalde de Aller, David Moreno, señaló que «con la actual situación económica, vemos muy difícil conseguir el dinero, con lo que estamos estudiando otras fórmulas para dotas de contenido este inmueble». En las obras de construcción se gastaron casi 450.000 euros procedentes del plan de desarrollo rural «Proder» y del «Plan A».

La recuperación de las minas de cobre de Texeo, en Riosa, es la instalación que requiere menos dinero para abrir de toda la comarca del Caudal. El alcalde riosano, José Antonio Muñiz, explicó que «precisaríamos unos 300.000 euros». El proyecto precisó en sus dos primeras fases, financiada desde el Principado, de 700.000 euros. Hasta ahora, se han desarrollado obras de desbroce en todo el enclave del poblado minero de Rioseco y se han recuperado cuatro de los cinco pabellones, y una chimenea. También se cerraron algunas bocaminas peligrosas y se prepararon dos inmuebles para ser utilizados como alojamientos rurales. La tercera fase requeriría la restauración de bocaminas para que puedan ser visitadas y la construcción de un mirador.