Las graves dificultades económicas que afronta nuestro país están sirviendo al actual Gobierno de España para intentar justificar tanto un roto como un descosido. La contrarreforma laboral tridentina, el ajuste anoréxico de la educación y la sanidad, el copago en los medicamentos, la subida del IRPF o el cerrojazo a la minería del carbón. Todos estos sacrificios y más son necesarios, a juicio gubernamental, para superar las actuales dificultades. Estoy en desacuerdo, aún reconociendo la gravedad de la situación actual.

En lo que al carbón español se refiere, de forma especial, ya que la ofensiva de Mariano Rajoy contra el mismo tiene mucho más de ideológico que de económico. Las decisiones del Gobierno de España en esta materia deben inscribirse en su estrategia energética y la misma se está convirtiendo en un peligro para Asturias.

El programa electoral del PP emitió las primeras señales. Al carbón ni se le mencionaba. Entre las primeras medidas gubernamentales, la supresión de los incentivos para las renovables, lo que supuso la congelación de una inversión de EDP, en Asturias, de cuatrocientos millones de euros. Después vino la prórroga de la vida útil de la Central Nuclear de Garoña para acabar con un Proyecto de presupuestos en el que se disminuyen un 64% las partidas para el mantenimiento de la actividad en las minas, condenándola a iniciar este mismo año su cierre.

Porque esta es la singularidad del actual conflicto. No está en juego una subida más o menos importante de los salarios, ni unas determinadas condiciones del trabajo minero, ni tan siquiera una programación futura de la minería del carbón. Se está decidiendo si este sector tiene presente, tal como estaba previsto ,o no.

Las razones económicas no pueden considerarse más que disculpas cuando hablamos de que con tan solo 125 millones de euros se resolverían las incertidumbres que pesan sobre la continuidad de este sector.

Es verdad que habrá quien encuentre motivos para las actuales decisiones del gobierno español. El sector nuclear argumentará que pueden producir electricidad a menor coste, especialmente si se sigue ampliando la vida útil de las actuales centrales nucleares. Las eléctricas que utilizan carbón importado incidirán en lo mismo, sabiendo además de su peso en Galicia y que el próximo año habrá elecciones en esa Comunidad.

Habrá incluso quien desde ámbitos parecidos arguyan razones medioambientales para la desaparición del carbón español, olvidando que los actuales proyectos de investigación para la captura del CO2 están buscando , con buenas perspectivas y alguno desde Asturias, solución a este problema.

Las Comarcas Mineras asturianas y españolas se están jugando su presente, tal como lo conocemos y tal como estaba pactado. Pacto que el PP gobernante empezó a incumplir en el mismo momento en que llegó al gobierno.

El vigente Plan Nacional de Reserva Estratégica del Carbón y Nuevo Modelo de Desarrollo Integral y Sostenible de las Comarcas Mineras, firmado por el Gobierno de España y los sindicatos mineros para el periodo 2006-2012, para dotar de futuro a las Cuencas Mineras, empezó a convertirse en papel mojado el 30 de Diciembre del pasado año cuando el actual gobierno empezó a recortarlo unilateralmente . Ese día se puso la primera piedra del actual conflicto.

La solución del mismo y del presente y futuro del carbón asturiano debe pasar inexorablemente por el diálogo y la negociación corrigiendo el Ministro de Industria y el Presidente del Gobierno, la tendencia autoritaria y del «palo y tente tieso» que han exhibido, en exclusiva , hasta el momento.

Es urgente que convoquen la Mesa de Seguimiento del Plan y se deje de vetar la presencia de los representantes elegidos legítimamente por cada una de las organizaciones. Es absolutamente imprescindible que el Gobierno reconozca que con los actuales Presupuestos Generales del Estado las minas de carbón no podrán mantener su actividad hasta final de año y, en consecuencia, que los rectifique.

Porque sino sólo nos quedará el final de la genial película «Carne de Gallina»: «Poco dinero, poco futuro; negro, todo muy negro». Mas incluso que el propio carbón.