Mieres del Camino,

C. M. BASTEIRO

El Centro Europeo de Soft Computing, asentado en el edificio de investigación del campus de Mieres, participará en un proyecto europeo destinado a incrementar el aprovechamiento de recursos forestales y mejorar la gestión ambiental dentro de la industria maderera. Este proyecto está encabezado por la empresa multinacional italiana IMAL, líder en maquinaria para el prensado de madera, y se incluye en el VII Programa Marco de Investigación de la Unión Europea.

El trabajo, que se ha presentado bajo el epígrafe I-PAN «Innovative poplar low density structural panel» se alargará durante dos años y el principal objetivo será conseguir crear conglomerados de madera ligeros, empleando una mitad de madera reciclada y otra de madera de la parte superior del álamo, que normalmente se desecha.

Para lograrlo el proyecto creará una nueva fórmula de unión de las maderas a través de innovadoras resinas. Este material, según explicó ayer el investigador Raúl del Coso, «requiere menos energía durante el secado y el prensado, minimizando así el coste y las emisiones de compuestos orgánicos volátiles». De esta forma se lograrán, según añadió el experto, tres objetivos: «Ahorrar energía y reducir emisiones de CO2 en el proceso de fabricación de este nuevo tipo de paneles de madera, minimizar el uso de pegamentos tóxicos y, a la vez, también se podrá valorizar tanto la madera reciclada como la parte de la madera de álamo que, a día de hoy, prácticamente no se utiliza».

El Centro Europeo del Soft Computing tendrá un papel protagonista en el proceso de producción. A través de una serie de sistemas de inteligencia artificial, los investigadores se encargarán de perfeccionar la unión de las láminas de madera con resina, con la monitorización y una comparación para elegir el método más adecuado.

La monitorización se realizará con una serie de cámaras, en colaboración con la Universidad de Milán, que permitirán captar el proceso desde distintos ángulos. «En particular, se emplearán técnicas de reconstrucción tridimensional para optimizar la distribución de la resina en hilos con el fin de conseguir las propiedades físicas necesarias para el panel», señaló del Coso.

A la vez, añadió que «las técnicas de soft computing permitirán analizar y clasificar los filamentos de resina, como la dirección, ancho, o el espesor, mediante la integración de información de múltiples cámaras que grabaran el proceso de mezclado de las maderas y resinas». Cuando el proceso de análisis finalice, también serán los técnicos en Soft Computing los encargados de completar el proyecto escogiendo el método más apropiado.

Además del centro europeo asentado en Mieres, este programa cuenta con la colaboración de siete empresas de Italia, Grecia, Alemania, Grecia y Rumania. Todos ellos son socios de IMAL, que dirige este proyecto presupuestado en algo más de cuatro millones de euros. La colaboración del Centro Europeo de Soft Computing comenzará el próximo otoño y, según Raúl del Coso, el trabajo podrá alargarse durante meses.