El Entrego, J. A.VEGA

El Pozo Sotón es un espacio industrial histórico que forma parte de patrimonio cultural de las Cuencas, pero Faustino Suárez Antuña también destaca que es un espacio vivido. El geógrafo presentó en la Casa de Cultura de El Entrego su última publicación dedicada al pozo minero. El acto, organizado por la asociación cultural Cauce en colaboración con el Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas, fue presentado por Alejandro Calvo, viceconsejero de Cultura; Enrique Fernández, alcalde de San Martín; Miguel Ángel Álvarez Areces, presidente de Incuna, y Xulio Arbesú, miembro de Cauce.

Para Suárez, el pozo Sotón tiene «una importante relevancia desde el punto de vista de la historia de la técnica, de la organización del territorio y del patrimonio industrial». Es una de las primeras unidades de extracción mediante pozo vertical de la minería de la hulla asturiana y la más antigua de las que se hallan en funcionamiento. Su construcción comienza en 1914 y finaliza entre 1917, cuando se montan las principales estructuras como los castilletes, y 1922 cuando se pone en funcionamiento el reter, taller de clasificación de carbones en altura. En pocos años la explotación se convierte para Duro Felguera en «su gran proyecto y su buque insignia en el negocio minero». Reseñó que el pozo era utilizado para mostrar el potencial de la empresa y fue visitado por personalidades como Primo de Rivera o Alfonso de Borbón, príncipe heredero hasta que renunció a sus derechos.

Además, estéticamente, la construcción resulta bella con esa estructura encajada en un espacio abierto, por eso «la potencia visual es el emblema del Sotón». En el pozo todo tiene un espacio, orden y precisión, «lo que hace que funcione más rápido y que sea más rentable». Destacó que la integración de los castilletes, el taller de clasificación y el cargadero en una misma estructura, hace que «funcionen como una colosal máquina de extracción de carbón que libera para otros usos la plaza del pozo y reduce al máximo la necesidad de construcciones auxiliares». Porque, para Suárez, el Sotón «es una auténtica factoría del carbón», ya que a la plaza minera hay que sumar el lavadero de carbón y la central termoeléctrica, construidos unos centenares de metros río abajo.

Otro de los elementos destacados en su intervención fue la referencia a la moderna maquinaria del pozo que siempre funcionó con electricidad, nunca con vapor. Y eso se repite siempre ya que «el Sotón ha estado presente en todos los momentos de la evolución tecnológica». Entre esa equipación moderna están los compresores, que no son los originales, sino los de finales de los años 40 y primeros 50 que llegaron aquí gracias a la ayuda norteamericana, «el plan Marshall español». Y para insistir en la importancia de la moderna maquinaria recordó que hace una década, cuando se estropeaba la cinta del lavadero de Modesta «el Sotón seguía sacando carbón a través del reter como en 1922». El geógrafo insistió en que los expertos en patrimonio industrial no abogan por convertir los espacios en museos, así que lo mejor que podría ocurrir con el pozo Sotón es que siguiera en funcionamiento, «con controles y ayudas para velar por los valores artísticos e históricos». El pozo le trae recuerdos familiares, porque cuando va a Sotrondio comprueba que las poleas siguen funcionando como en tiempos de sus abuelos y tatarabuelos, lo que le hace pensar que «no todo está perdido».