Langreo, M. Á. G.

La caída de población en las zonas rurales, la pérdida de alumnos y los ajustes económicos ya han provocado el cierre de cuatro escuelas en lo que va de año en las comarcas mineras. El último centro en verse afectado por el recorte de aulas ha sido el colegio de la Hueria Villar, en Langreo, cuyo cierre fue certificado la semana pasada, si bien no impartía clases desde septiembre. Este equipamiento se suma a las escuelas de Casomera y Pelúgano, en Aller, y al colegio de Santullano, en Mieres, que ni siquiera pudieron empezar la temporada lectiva.

El cierre del colegio público Hueria de Villar, en La Barraca (Langreo), fue notificado el pasado 21 de noviembre por el Consejo de Gobierno del Principado. La clausura viene motivada por la «pérdida continuada de matrícula en los últimos cursos escolares», tal y como expresó el Principado. Este colegio, que llegó a tener cerca de un centenar de alumnos décadas atrás y que se vio afectado por la pérdida de población, daba cobertura a los niños de los pueblos de la Hueria de Villar y Limosnera.

En los últimos años las matriculaciones habían estado por encima de la ratio exigida, pero el traslado de varios estudiantes motivó que sólo permaneciese en la escuela tres alumnos de la Hueria de Villar y Limosnera para el curso 2012-2013. Esos estudiantes fueron trasladados a dos colegios de la comarca del Nalón: El Coto, en El Entrego, y La Llamiella, en Riaño. A estas últimas instalaciones se llevó a uno de los estudiantes y al centro ubicado en el concejo de San Martín, a los otros dos. Por su parte, los archivos del centro han pasado al colegio público Plácido Beltrán de Ciaño.

Las comarcas carboneras ya habían iniciado el presente curso con tres centros escolares menos en comparación con el año anterior por la caída de alumnos. En concreto, las escuelas de Casomera y Pelúgano, en Aller, no cumplieron con la ratio de cinco alumnos para permanecer abiertas. El colegio de Santullano, en Mieres, también se clausuró pese a tener siete matriculados debido al «alto absentismo escolar» que presentaba, tal y como señalaron fuentes de la Consejería de Educación. En el caso de Pelúgano, los vecinos incluso llegaron a impulsar una campaña para intentar atraer niños al pueblo y ofrecieron, sin éxito, una vivienda para una familia con hijos en edad escolar que quisiera ir a la población.

El colegio de Santullano, en Mieres, también se clausuró, en este caso pese a tener siete matriculados, como consecuencia del alto absentismo escolar detectado por Educación. En esta ocasión, el cierre del colegio estuvo en el aire hasta el último momento. Los estudiantes se trasladaron al Prau Llerón-Clarín, una instalación en la que disponen de transporte y comedor. Estos servicios, según destacó entonces Educación, ayudarán a potenciar la asistencia entre el alumnado.