Escritor, ganador del premio de poesía «Xuan María Acebal»

Mieres / Langreo, J. VIVAS

Licenciado en Derecho y Antropología, crítico literario y coordinador en el Caudal del Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas. Además, escritor y de los buenos. José Ángel Gayol (Mieres, 1977) acaba de ser elegido ganador del premio de poesía en lengua asturiana «Xuan María Acebal» con «El llibru de les coses misterioses». El certamen, que cumple su decimoctava edición, es uno de los más prestigiosos de la región. También es generoso. El premio está dotado con 4.000 euros, una cantidad nada desdeñable, sobre todo en los tiempos que corren.

-¿Qué ha supuesto para usted ser galardonado con el «Xuan María Acebal»?

-Pues estoy muy contento, es un galardón muy importante porque dentro de la literatura asturiana es el premio de mayor cuantía y más repercusión. Además, es un orgullo compartir espacio con ganadores de otras ediciones como Marín Estrada o Xandru Fernández, a los que tengo mucho aprecio. También por el jurado, Xosé Ánxelu Gutiérrez Morán, Pablo Texón y Lourdes Álvarez, que son tres grandes poetas.

-¿Era la primera vez que se presentaba?

-No, ya lo había intentado alguna vez, pero es un premio muy difícil. De hecho, haber ganado esta vez y por unanimidad es una gran satisfacción porque quiere decir que mi «Llibru de les coses misterioses» debió de gustarles. De todos modos, también he de decir que lo considero como uno de mis libros más acabado.

-El «Xuan María Acebal» es uno más en una larga lista de galardones que ha obtenido en los últimos años, ¿hacen falta los certámenes para darse a conocer?

-Cuando hablamos de lengua asturiana, los premios son casi la única manera de publicar tus escritos y tener algo de repercusión. La repercusión de la literatura asturiana es pobre, y cuando ganas un premio te llaman los medios y la gente quiere leer tu libro. No ocurre lo mismo si sólo llegas a publicarlo y haces una presentación. Ahí la gente puede venir o no, y si no lo hace, es posible que desconozca incluso que has escrito algo. Cuando se habla de poesía, la repercusión es aún menor, porque es un género minoritario. Los premios garantizan que, al menos, vas a tener cuatro o cinco lectores, que son los que forman el jurado. Eso ya me reconforta. Igual mis aspiraciones son pocas, pero si me siento delante del ordenador y sé que hay cuatro o cinco personas a las que les gusta lo que escribo, me animo y sigo trabajando.

-¿Qué se puede encontrar el lector en su libro?

-Es un libro de poesía sobre las pequeñas cosas de la vida. Es el libro de la vida en el que vas pasando páginas y, al final, cuando lo completas, aprecias que lo que escribiste es tu vida. Si nos paramos a pensar, la vida son pequeños detalles, de ahí esas cosas misteriosas. El libro de está dividido en tres partes. La primera se denomina «Metafísica de las costumbres», y ahí se habla de la infancia, juegos, personalidad, el tiempo que pasa, la juventud, Asturias, la decadencia... De ahí pasamos a la segunda parte, denominada «Física de las ciudades perdidas», donde me doy un repaso geográfico a mí mismo y al mundo. Mantengo un diálogo con París, Lisboa, Atenas, Riga... y ese repaso es un repaso a mí mismo. Uso la ciudad como excusa para hablar de mí mismo. La tercera parte es sólo un poema «Épica para un destino incierto». El título lo dice todo, nuestra vida es un viaje épico con destino incierto, que depende un poco de nosotros.

-En el certamen utilizó el seudónimo «Tenysson», ¿a qué se debió?

-Tenysson es de las primeras espadas de la literatura inglesa y, de alguna manera, me pareció el nombre indicado para presentarlo a este concurso. Otras veces he enviado un número como seudónimo, sólo para garantizar el anonimato.

-Aunque su poemario está escrito en asturiano, también cuenta con obras en castellano, ¿con cuál se queda?

-No tengo ninguna predilección, mi lengua materna es el asturiano, pero el castellano también lo uso mucho. Para mí, tanto una lengua como otra, son medios expresivos y las utilizo según las circunstancias. Para poesía prefiero el asturiano y, para narrativa, depende de la historia. Es un enriquecimiento tener más de una lengua, peor lo tienen otros que sólo tienen una lengua.

-¿La poesía es su género predilecto?

-Va por momentos, en general me gusta más la narrativa y, de hecho, escribo mucha narrativa. Sin embargo, por una extraña razón, a la gente le gusta más mi poesía, con lo que al final siempre acabo volviendo a la poesía, donde me siento más cómodo. Además, la mayor parte de los premios que he ganado como escritor han sido con poesía, alguno con narrativa, pero los menos, con algunos cuentos.

-¿Se puede vivir como escritor?

-No, de hecho, no es mi caso. Yo trabajo como interventor en el Ayuntamiento de Lena y realmente vivo de eso. Sí tengo amigos que viven de la literatura, pero de oficios aledaños a la escritura. No sé puede vivir sólo de escribir una columna en el periódico, pero sí si lo sumas a conferencias, traducciones y otros trabajos que surgen, apoyado en muletas que rodean el oficio de escribir. Por eso, la mayoría de los escritores suelen tener otro oficio que es el que les lleva el plato de lentejas a la mesa.