Mieres del Camino,

David MONTAÑÉS

La plataforma de trabajadores de las subcontratas de Hunosa ya sitúa en 92 el número de despedidos desde que concluyera, el pasado mes julio, la última gran huelga de la minería. Los portavoces de este colectivo apuntaron que estos mineros pertenecían a las empresas Tareas Mineras, Maes y Myrsa, estas dos últimas pertenecientes a un mismo grupo. «Estas compañías ya no tiene actividad dentro de Hunosa», explicó Vicente Noriega. Esto significa que la presencia de subcontratas en la hullera pública se limita actualmente a dos firmas, Satra y Carbomet. «En ambos casos, el grueso de su plantilla está integrado por trabajadores checos y polacos», señalaron los citados representantes sindicales.

Casi un centenar de mineros subcontratados han sido despedidos en apenas cuatro meses. Según los afectados, los últimos que permanecen ligados a Hunosa bajo este tipo de regulación son trabajadores checos y polacos, los pertenecientes a las empresas Satra y Carbomet. «Se puede decir que actualmente la totalidad de subcontratados de Hunosa son extranjeros», puntualizan los responsables del colectivo de despedidos, que a estas alturas se ven abocadas a convertirse ellos mismos en emigrantes: «Salvo que la cosas cambien notablemente, muchos de nosotros tendremos que acabar marchando a otros países europeos, como Alemania, donde si apuestan por el sector del carbón».

La plataforma de trabajadores subcontratados de Hunosa aún están dispuestos a seguir peleando por un puesto de trabajo en la minería asturiana. Para empezar, los portavoces del colectivo apuntaron esta misma semana que están intentando negociar con Hunosa para que la hullera asuma al menos un parte de la deuda salarial que las subcontratas mantienen con los trabajadores, «más de 5.000 euros por minero». Además, el colectivo también ha iniciado una ronda de reuniones con sindicatos y partidos políticos para buscar su implicación a la hora de buscar fórmulas que permitan la recolocación, «en Hunosa a ser posible», de los trabajadores que han quedado sin empleo.

Los trabajadores llevan semanas organizando protestas e intentando recabar apoyos. Con la dirección de las empresas parece que el acuerdo se antoja a estas alturas imposible y el contencioso acabará en la vía judicial casi con total seguridad. Este numeroso grupo de mineros aún confía en que los sindicatos y los partidos políticos les encuentren acomodo en el nuevo plan del carbón. De momento, son el eslabón más débil dentro de un sector que está amenazado de muerte. Su reivindicación queda recogida en un grito de protesta: «Los mineros subcontratados tenemos el coeficiente reductor, pero no tenemos el derecho a prejubilación, esto nos lleva a tener que trabajar unos 13 años más que nuestros compañeros de Hunosa y todo en unas condiciones laborales bastante penosas. Para un mismo trabajo, los subcontratados cobran casi la mitad, tienen condiciones precarias en los contratos, sin derecho a premios, ayudas y beneficios sociales tales como préstamos o becas. Las condiciones no son las mismas y la diferencia es muy significativa. Esto nos lleva a una conclusión inequívoca: hay dos clases de mineros».