En el contexto de la difícil situación económica por la que atraviesa el Ayuntamiento de Mieres, el equipo de gobierno ha tenido la valentía y transparencia de sacar al ámbito público el debate sobre cómo gestionar la recogida de los residuos domiciliarios del concejo. Un servicio que genera un importante déficit a las arcas municipales y cuya solución resulta de imperiosa necesidad.

A tal fin, el equipo de gobierno ha encargado un estudio del que se desprenden cuatro posible alternativas. Decantándose el gobierno por la alternativa que entiende supone un mayor ahorro al presupuesto municipal. Hasta aquí, nada que objetar.

Sin embargo, el problema fundamental de la opción defendida por el equipo de gobierno es que se trata de una apuesta por un sistema obsoleto (desde el punto de vista legal y ambiental) que da continuidad a la recogida de la basura, básicamente, toda mezclada. Puesto que más allá de las declaraciones de intenciones (en un futuro se va a potenciar el reciclaje), el programa operativo inmediato que se desprende de las manifestaciones de los responsable municipales, consiste en la instalación de contenedores de «gran capacidad» para depositar la basura mezclada, en sustitución de la actual recogida no selectiva puerta a puerta.

Hay que tener presente que el Ayuntamiento de Mieres no cumple con los objetivos de aprovechamiento de la fracción orgánica que la legislación establece, ni cumple con los objetivos de reciclaje de papel/cartón, vidrio y envases (recoge selectivamente, por habitante y año, la mitad que Gijón, Oviedo o Avilés); incumpliendo, asimismo, la jerarquía de principios dispuestos en la normativa -y que son de obligado cumplimiento- para la gestión de residuos: prevenir, reutilizar, reciclar y «eliminación» o vertido.

Problema, por tanto, no menor, que no admite demoras a futuro y que debe ser abordado y solucionado cuanto antes por imperativo legal, ambiental y (también) económico. Es en este marco en el hay que entender que cuando se habla de recogida de residuos domiciliarios, se debe hablar de recogida selectiva entendida como una auténtica prioridad. Por ser la recogida selectiva condición previa e imprescindible para obtener los distintos tipos de residuos domiciliarios (materia orgánica, restos, papel/cartón, vidrio y envases), con una calidad suficiente que no comprometa su posterior aprovechamiento o valorización y, por tanto, el ejercicio de los principios establecidos y la consecución de los objetivos dispuestos en la normativa.

Teniendo en cuenta este punto de partida, a la hora de decidir qué sistema de recogida selectiva impulsar en un municipio existen, básicamente, dos soluciones posibles: recogida mediante contenedores de calle y recogida puerta a puerta.

l Recogida selectiva mediante contenedores de calle

Para que el sistema de recogida selectiva mediante contenedores de calle funcione con un nivel de eficacia aceptable, se necesita disponer de baterías de cinco tipos de contenedores (fracción resto, materia orgánica, papel/cartón, vidrio y envases) situados a no más de dos o tres minutos de los domicilios a los que se proporciona servicio.

El primer problema que plantea este sistema de recogida es la ocupación de una parte no desdeñable del espacio público, especialmente en las zonas urbanas más densas. Un segundo problema son los habituales reboses de los contenedores. Un tercer problema es el requerimiento de una periódica limpieza de los diferentes contenedores y del entorno de éstos, a fin de que los lugares de ubicación de los contenedores no se conviertan en focos de suciedad y malos olores.

El punto débil de este sistema es que la recogida selectiva tiene un carácter voluntarista. Solamente una fracción de los ciudadanos la realiza correctamente, puesto que lo más fácil y cómodo es no participar. Lo prueba el hecho que aun con modelos completamente desplegados y consolidados, raramente se alcanza el 40% de recogida selectiva.

l Recogida selectiva puerta a puerta

El sistema de recogida selectiva puerta a puerta, como su propia denominación indica, se basa en la recogida de los residuos en la puerta de las comunidades de vecinos o domicilios, de acuerdo con un calendario definido considerando unas frecuencias de recogida acordes a las características de cada fracción y de cada tipología de usuario. La fracción orgánica es la fracción que se recoge con más frecuencia y la fracción resto la que menos, por lo general solamente un día por semana.

Es el sistema que más prioriza la cercanía, más facilita la separación, optimiza el reciclaje y mejor posibilita un seguimiento de los objetivos. Al tiempo que evita los problemas asociados a los contenedores de ocupación del espacio público, reboses y suciedad.

Se trata de un sistema muy extendido en Europa, con más de 100 municipios aplicándolo en España y que casi siempre alcanza niveles de recogida selectiva por encima del 70%. La razón es que lo más conveniente pasa a ser participar en la recogida selectiva.

l Aspectos económicos de la recogida puerta a puerta

Si bien los costes de gestión de residuos dependen mucho de las circunstancias de cada municipio y del marco legal (por ejemplo de si existen impuestos sobre el vertido de residuos), estudios comparados sobre la recogida selectiva con contenedores en la calle y puerta a puerta, indican que los municipios con recogidas basadas en contenedores de calle, generan más residuos y llegan a tener un coste por habitante superior que municipios con recogidas puerta a puerta.

Donde se aplica una recogida puerta a puerta optimizada en servicio y frecuencias, el coste total de la gestión de los residuos municipales puede llegar a ser inferior que en los sistemas de recogida mediante contenedores en la calle. Evidentemente, los gastos aumentarán en relación a un sistema obsoleto (desde el punto de vista legal y ambiental) de recogida de la basura toda mezclada.

Desde el punto de vista de los gastos, si se compara el sistema de recogida puerta a puerta con el de recogida mediante baterías de contenedores, se constata que la variable fundamental es el personal de recogida; se requiere emplear a más personas en la recogida puerta a puerta que en la recogida de contenedores. Sin embargo, ello se ve compensado en el sistema puerta a puerta porque no hay gastos en contenedores, limpieza y mantenimiento de éstos. Y por la reducción de los gastos por las toneladas de residuos que se destinan a depósito en vertedero.

Desde la dimensión de los ingresos, los municipios que optimizan la recogida selectiva pueden incrementar sustancialmente los ingresos por la venta de materiales destinados al reciclaje (papel/cartón, vidrio y envases) y por los ingresos procedentes de las compensaciones económicas por parte de los sistemas integrados de gestión (Ecoembes y Ecovidrio, entre otros).

Es particularmente interesante la comparación entre la situación de Mieres y Oviedo, donde gastos e ingresos asociados a la recogida puerta a puerta (en el caso de Oviedo con recogida selectiva y en Mieres con recogida no selectiva). Así, en Oviedo el coste de la recogida puerta a puerta, por habitante y año, viene a representar unos 23 euros, al tiempo que viene a ingresar unos 600.000 euros al año por la venta de los materiales reciclables y las compensaciones de los sistemas de gestión. Lo que permite, entre otros aspectos, que el Ayuntamiento de Oviedo compense a las comunidades de vecinos que colaboran en la separación y recogida selectiva con descuentos del 17,8% en la tasa de recogida de basura.

En resumen, la iniciativa del gobierno municipal de Mieres de someter a debate público el sistema de recogida de residuos abre una importante oportunidad para implantar un nuevo sistema que cumpla con la legislación, promueva la sostenibilidad ambiental y sea viable en lo económico. Tres principios íntimamente unidos para la consecución de una gestión avanzada de los residuos municipales. Una gestión propia del siglo XXI.