El alto del puerto de Pajares guarda un rincón con solera, testigo vivo de la historia española y que, trescientos años después de su construcción, aún sigue en pie y en manos de la misma familia. Se trata del mesón Casa Quico, ubicado en la localidad leonesa de Arbás del Puerto. Su propietario actual, Francisco Luis Álvarez, se decidió a reabrirlo el año pasado al darse cuenta del importante incremento del tráfico de vehículos en el puerto en detrimento de la autopista del Huerna, donde poseía la concesión de las áreas de servicio. Tras perder estas concesiones, Francisco Luis Álvarez se marca ahora el objetivo de que el mesón del puerto recupere el esplendor de antaño. Un tiempo en el que el establecimiento llegó a recibir clientes de tanto calado como el propio rey Alfonso XII, que comió allí cuando se inauguró el túnel de La Perruca; el futbolista Enrique Castro «Quini» o el ex presidente Calvo Sotelo, quienes «eran clientes habituales», señala el propietario.

El mesón siempre ha pertenecido a la misma familia. Fue inaugurado en 1830 como un albergue de peregrinos, pero evolucionó a mesón y posada. También contaba con un hospital de peregrinos, edificio que en la actualidad permanece cerrado. Su fundador fue el bisabuelo del abuelo del actual propietario, al que todos llamaban «Quico». Este nombre ha continuado presente en todos los primogénitos varones de la familia hasta su actual propietario, que ya es la quinta generación de la familia. Los propietarios anteriores fueron sus padres, Luis Álvarez -ya fallecido- y Emilia Fernández, más conocida como «More», quienes echaron el cierre al establecimiento hace veinte años. Un cierre que se debió «a que perdieron la fe en el mesón porque había bajado mucho el tráfico por el puerto», señala Francisco Luis Álvarez. Su hijo tampoco se decidió entonces a seguir con la tradición familiar ya que años atrás se había hecho con la concesión de las áreas de servicio de la autopista del Huerna, ubicadas en las localidades leonesas de Rioseco de Tapia y Caldas de Luna. «Las mantuve durante 27 años, desde que se inauguraron», explica el propietario. Sin embargo, cambiaron las tornas, «y las circunstancias hicieron que bajase el tráfico del Huerna -un 20 por ciento desde 2008- y que volviese a subir el de Pajares, así que me decidí a reabrir el mesón».

La apuesta no le ha salido nada mal. El establecimiento ofrece una media de veinte comidas al día y el fin de semana se ve obligado a contratar personal para atender a sus comensales. «No hay muchos más establecimientos de este tipo en la zona», explica el propietario. El objetivo a medio plazo es reformar también el piso de arriba del inmueble para poder ofrecer alojamiento. «Si todo va bien, conseguiremos que Casa Quico recupere el esplendor de antaño», resalta Francisco Luis. En este «esplendor» tuvo mucho que ver la madre del actual propietario. «Mucha gente viene preguntando por la More cuando entra en el establecimiento», cuenta su hijo. Y es que Emilia «More», allerana de nacimiento y que aún vive en la casa anexa al mesón, «era una gran cocinera, muy coqueta siempre, pero también trabajadora». Es tal su fama en la zona, que algunos clientes acuden por la mañana solo para degustar el tradicional desayuno que servía la mujer. «La tortilla y el bizcocho eran dos de sus especialidades, y aún los seguimos sirviendo, aunque no sea ella ya quien los cocina». Como buen mesón, la cocina es uno de los platos fuertes de este establecimiento. De hecho, Francisco Luis Álvarez se ha rodeado de un destacado equipo de cocineros y camareros procedentes, en algunos casos, de establecimientos asturianos tan reconocidos como El Castillo del Bosque de la Zoreda de Oviedo o el restaurante Las Delicias de Gijón. El mesón ofrece, sobre todo, muchos platos de cuchara y una variada selección de comidas de León y de Asturias. «Sabemos que no es igual que cuando lo llevaban mis padres, que hasta ellos hacían los embutidos, pero hemos puesto mucho esmero para ofrecer una cocina de calidad».