Langreo, J. A. VEGA

¿Vivimos realmente en un sociedad igualitaria? Para resolver esa pregunta y hablar sobre cuestiones de género e igualdad, José María Galdo Gracia ofreció una conferencia en la Casa de La Buelga de Ciaño, en Langreo. El acto, organizado por la asociación Cauce en colaboración con el Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas fue presentado por Aladino Fernández, Paula Rodríguez y Juan José Vega, quien realizó un recorrido por su extenso trabajo sobre educación en igualdad.

Galdo, docente, responsable educativo y presidente de la asociación «Hombres por la igualdad de Aragón», comenzó su intervención con recuerdos de su infancia y juventud, cuando las mujeres no trabajaban oficialmente, pero «cuidaban de la casa, la familia, educaban a sus hijos, araban la tierra y atendían al ganado». Este recuerdo personal le sirvió para comentar que «de acuerdo con la organización patriarcal de la sociedad, las mujeres han quedado reducidas al espacio doméstico de la familia». También señaló que, afortunadamente, el proceso de cambios sociales y personales está provocando el avance de las mujeres hacia la igualdad, debido en parte a las legislaciones. Pero indicó que, «si bien es cierto que España posee uno de los sistemas legales más avanzados en cuestión de igualdad de género, nos queda todavía mucho camino por recorrer».

Para este experto en asuntos de igualdad y educación, la gran mayoría de los hombres se suele posicionar a favor de la igualdad, «es lo políticamente correcto». El problema se plantea a la hora de llevar a la práctica esa igualdad porque «los miedos, perezas e inconvenientes aparecen cuando hay que empezar a renunciar a privilegios». En ese momento, aparecen los intentos de muchos hombres de parar ese proceso, con distinto tipo de argumentaciones.

José María Galdo entiende que «hay que superar los roles de género en el trabajo doméstico a través de la corresponsabilidad» lo que conllevará a una distribución equitativa y democrática de las responsabilidades y actividades. Por eso no debe existir una división funcional del trabajo del hogar según el género, «sino que ambos, mujeres y hombres, se responsabilicen por igual de la organización y realización de las tareas necesarias para un correcto mantenimiento del espacio común».