Victorino Alonso García, de 60 años, es un personaje peculiar. Más temido que querido, se le conoce en el sector como «el capo» o «don Vito». Licenciado en Ingeniería de Minas en Oviedo, se hizo cargo de las empresas familiares para constituir el gran emporio minero que hoy posee. Primero se dedicó a comprar pequeñas minas, hasta agrupar unas sesenta. Pero el gran salto lo dio en 1993, cuando adquirió la Minerosiderúrgica de Ponferrada (MSP). El Grupo Alonso lo constituyen hoy Coto Minero Cantábrico y Uminsa.

Quienes le conocen bien consideran que es una persona arrolladora, decidida, que no se amilana ante nada ni nadie, que no rehuye la batalla ni el litigio. Se mueve con soltura en el filo de la navaja de la polémica. Los pleitos parecen su habitat natural, aunque acumula muchas sentencias en contra. Suele ir dos pasos por delante cuando negocia y diseña la estrategia de sus empresas, comentan los que tratan con él. Su puño de hierro no tiene guante de seda. Él y solo él manda, eso queda siempre claro. Sus silencios no son de asentimiento.

Sus trabajadores le respetan y le temen. No a partes iguales. Admiran su capacidad de ponerse la funda y bajar a los tajos. Dicen que es cuando más disfruta, en el interior de sus minas. Pero son conscientes de que utiliza a sus mineros como infantería de vanguardia. Les azuza y anima a movilizarse por sus intereses laborales, que suelen ir ligados a los suyos empresariales.

En el trato con los políticos no hace distingos. Estudió en el mismo colegio que José Luis Rodríguez Zapatero, aunque por diferencia de edad no coincidieron en las aulas. Cuando Zapatero gobernaba, no rehuía las apariciones conjuntas. En el PP, pese a la Vicepresidenta del Gobierno, tiene sus apoyos. Sobre todo ahora con su imperio en entredicho. El director de Minas de la Junta de Castilla y León, Ricardo González Mantero, se puso de su lado en el litigo con Hunosa por el carbón desparecido. «Prefiero creer a un empresario leonés que genera empleo, antes que a una empresa pública que se sostiene con las ayudas de la SEPI».