Una junta gestora tomó ayer los mandos del SOMA-FITAG-UGT. El sindicato cerró el congreso en el que se debía despejar la sucesión de José Ángel Fernández Villa sin alcanzar el objetivo fijado, aunque estuvo cerca. De hecho, a las ocho menos diez minutos de la tarde de ayer Concepción Alonso fue elegida secretaria general de la organización. Unos minutos después, tanto ella como su nueva ejecutiva presentaron la «dimisión irrevocable». La minera lavianesa fue elegida con sólo 23 de los 80 votos posibles, un respaldo que consideró insuficiente para afrontar el difícil reto de pilotar el centenario sindicato minero. «Con un 29 por ciento de apoyos no nos consideramos moralmente respaldados», explicó la propia Alonso tras tomar la difícil determinación de dejar un cargo en el que únicamente ha tomado una decisión, la de dimitir.

Los 80 delegados que ayer integraron el congreso del SOMA-FITAG-UGT pusieron en evidencia la enorme división interna que existe en la organización. Para empezar, al aparato del partido le costó sudores encontrar un candidato, en este caso una candidata. El plazo de cierre para la presentación de candidaturas, establecido inicialmente a las diez de la mañana, se tuvo que posponer hasta las ocho y media de la tarde. Tras una larga madrugada del viernes al sábado, una mañana entera y toda una tarde, al final se logró convencer a Cocepción Alonso. Fuentes internas aseguraron que a la dirigente, que ha formado parte de la última ejecutiva de Fernández Villa, le costó bastante decidirse. El plenario no le dio el apoyo que esperaba y decidió marcharse: «Será una gestora quien defina el nuevo proceso electoral», puntualizó esta ayudante minero en activo antes de dejar la Casa del Pueblo.

La gestora que pilotará la organización del nuevo congreso está presidida por Jesús García Zamora, secretario de Organización de FITAG-UGT, y en ella figura también Celso Ordiales, responsable comarcal del sindicato en Gijón. El secretario Organización saliente, José Luis Alperi, explicó que la función esencial de este órgano de dirección será preparar un nuevo congreso, «cuya convocatoria deberá fijarse en el plazo de un mes». El encuentro deberá organizarse, como plazo máximo, en tres meses.

El entorno de Fernández Villa intentó ayer trasladar un apariencia de normalidad, pero la mayoría de dirigentes y delegados coincidieron en definir el congreso como un «fracaso». La candidatura de Concepción Alonso, con una ejecutiva integrada por una mayoría de miembros de la dirección saliente, tenía el sello de «continuista». Pocos de los presentes interpretaron el escaso respaldo como un descrédito a la dirigente, lo juzgaron como un castigo a la gestión de los últimos años con Villa al frente. Alonso solo tuvo 23 votos, pero nadie le dijo que no, ya que 54 sufragios fueron en blanco. Además, tras su elección recibió un aplauso unánime. «No tenemos nada contra Alonso, lo que sucede es que estamos muy cabreados, se han hecho mal muchas cosas», apuntaron al término de la reunión del plenario un nutrido grupo de delegados. El malestar se hizo ayer evidente en la Casa del Pueblo, pero este sentimiento no se materializó en una candidatura alternativa. Ni tan siquiera hubo amago de ello.

La decisión de los afiliados del SOMA deja al sindicato en una posición muy vulnerable en un momento muy delicado. La junta gestora tiene el mandato de guiar al sindicato hasta el nuevo congreso, pero su capacidad de gestión del día a día sindical será bastante limitada. La organización, tras 36 años conducida por el fuerte brazo de Fernández Villa, queda por tanto sujeta a un peligroso vacío de poder. Durante tres meses no habrá un capitán con autoridad suficiente para rearmar a la central. La minería privada se está movilizando. «Es posible que haya que aplazar decisiones importantes», apuntaron pesos pesados del sindicato con cierta frustración.

Fernández Villa no acudió ayer al congreso, en el que se le iba a dar la insignia de UGT

José Ángel Fernández Villa no apareció ayer por la Casa del Pueblo de Mieres, El secretario general de UGT-Asturias, Justo Rodríguez Braga, que sí se dejó ver ayer, le había dicho el viernes que en la clausura del congreso pensaba imponerle la insignia de plata del sindicato. Deberá esperar un mejor momento, ya que el veterano dirigente estuvo ausente, al menos, físicamente.

El desarrollo del congreso fue fatigoso. Quedó claro que la dirección del sindicato llegó sin un plan concreto. El viernes la ejecutiva saliente requirió a los delegados para presentar candidaturas, nadie lo hizo. Desde el patio de butacas se reclamó entonces a la dirección que fueran ellos los que hicieran una propuesta. Se dijo que no había tal cosa. A partir de ese momento todo avance resultó laborioso. Todos los presentes tenían ayer aún fresca en la memoria la encendida intervención que hizo José Ángel Fernández Villa, reprochando con dureza al sierense Julio Carretero su renuncia pública a liderar la organización. Muchos delegados aseguraron ayer que la bronca fue «humillante». El veterano dirigente repasó sin tapujos todo lo que, según él, había hecho en los últimos años por ayudar sindical y personalmente a Carretero. Quedó claro que hace un mes sí había un plan.

El secretario general de UGT Siero-Piloña era inicialmente el elegido, pero todo se truncó. Unos dicen que Carretero se sintió presionado, al entender que le estaban imponiendo el equipo de trabajo. En el aparato del sindicato se da por hecho que incluso se le dijo que Villa sería presidente de honor. Los más afines a la cúpula acusan a Carretero de haber emprendido en solitario una huida hacia adelante, «tal vez pensando que está llamado a desempeñar puestos de mayor responsabilidad en UGT».