Andrés VELASCO

León se ha adelantado al Principado de Asturias en la carrera por utilizar el agua de las minas abandonadas para generar electricidad. La iniciativa, propuesta ya hace años por el sindicato SOMA-FIA-UGT, parece haber llegado antes al otro lado de la Cordillera, y es en la provincia vecina donde una empresa del carbón ya ha comenzado a dar los primeros pasos para desarrollar este innovador proyecto.

El Boletín Oficial del Estado (BOE) publicaba hace unos días, en el apartado correspondiente a la Confederación Hidrográfica Miño-Sil, el proyecto y el estudio de impacto ambiental para la instalación de una central hidroeléctrica que utilizaría el agua de drenaje de las minas Alicia y Julia para generar energía. Estas minas, ya sin actividad, están ubicadas en los municipios leoneses de Berlanga, Fabero y Vega de Espinareda. El estudio que se ha sacado a información pública recoge que ese agua se devolvería posteriormente depurada al río Cúa.

Según se recoge en el proyecto, esta iniciativa consistiría en la instalación de una depuradora reversible, gracias a la cual se obtendría un doble beneficio: por una parte energético, ya que se podría generar electricidad, y en el ámbito medioambiental, ya que gracias al dispositivo, se daría una solución para el agua que anega las minas abandonadas. Un líquido que suele estar cargado de minerales contaminantes y que se devolvería al río en un estado óptimo.

Actualmente, en Asturias, se aprovecha el calor del agua de mina del pozo Barredo (Mieres) para refrigerar uno de los edificios del campus universitario, y se usará también en el nuevo hospital. En este caso se usa la llamada energía geotérmica, el calor que ya de por sí tiene el agua al estar a cientos de metros bajo tierra. El proyecto leonés podría generar energía para incorporarla al sistema eléctrico.

La iniciativa está impulsada por la firma CDR. del Río Cúa S.L., que es propiedad de la empresa Carbominsa, que a su vez pertenece al Grupo Viloria, uno de los grandes holdings empresariales, junto al de Victorino Alonso, del carbón nacional. El conglomerado del empresario Manuel Lamelas Viloria estima que la inversión podría alcanzar los 200 millones de euros para el aprovechamiento de 35 litros de agua por segundo. Concretamente, el proyecto expuesto a información pública recoge la instalación de un sistema de turbinas de 468 megavatios de potencia, que funcionaría durante el día, y un segundo sistema de bombeo de 588 megavatios que sería el encargado de mover el agua en horario nocturno, así como un salto de 570 metros. Un método similar al que se usa en algunos pantanos -como en los de Rioseco y Tanes- para mover agua entre embalses y generar así energía.

El proyecto ha encontrado respaldo por parte de las administraciones. Desde el Ayuntamiento de Fabero se mostró un apoyo unánime a «una iniciativa importante no sólo desde el punto de vista económico, sino medioambiental». No obstante, el regidor, José Ramón Cerezales, reconoció que el actual momento económico no es el más óptimo para pensar en una ejecución inmediata de la innovadora propuesta. También el alcalde de Vega, Santiago Rodríguez, respaldó el proyecto.