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Velando el fuego

Sonrisas contra la exclusión

Actividades culturales que fomentan la igualdad y la concordia en la sociedad

Sonrisas contra la exclusión

Los famosos de cualquier profesión -pensemos en los futbolistas como un ejemplo cercano- se lucen a diario en una lujosa pasarela que no hace más que poner de relieve la engañosa electricidad sentimental con la que llevamos cargado el corazón. Si la sociedad tendría que ser el espejo en el que se reflejaran las ideas esenciales, mal derrotero nos aguarda cuando concedemos más importancia a la máscara que esconde las más de las veces fútiles apariencias que a la mirada que desvela cuotas de tristeza y reclama chispazos de atención.

Los colectivos en riesgo de exclusión, por distintos motivos, nos hacen partícipes, con su silencio o su forzada mansedumbre en otras ocasiones, de tantas dificultades con las que se tropiezan para encontrar un espacio en el que integrarse. Y, por eso mismo, hay personas y grupos que se dedican a la hermosa y solidaria tarea de ayudarles en esa búsqueda que, a fin de cuentas, es tanto como contribuir a que definan su propia identidad.

El fotógrafo Jeremy Cowart, empeñado desde hace tiempo en la realización de objetivos humanitarios, dedicados, sobre todo, a combatir la pobreza en el mundo, es autor de la idea "Una sonrisa contra la exclusión", plasmada en su proyecto "Help Portrait", que consiste en la realización de fotografías de estudio a personas que por motivos económicos, raciales, culturales o de cualquier otro tipo sufren una marginación que las coloca en situación de riesgo social. Tales fotografías son entregadas el mismo día de su realización a los integrantes de esos colectivos, ya enmarcadas y listas para colocar en sus hogares.

Hasta la fecha, han sido dos las actividades que se han realizado siguiendo la filosofía de este proyecto. La primera de ellas tuvo lugar en el mes de marzo, con el colectivo de inmigrantes residentes en Langreo y usuarios de la Asociación Intervalo. La segunda, a la que tuve la fortuna de asistir la semana pasada, fue dirigida por la Asociación Fotográfica "Asemeyando", y contó con la participación de 50 personas que recibieron su retrato enmarcado en un formato de 50x70 cm. Esta jornada -comenzó a las 11:00 y finalizó a las 22:00- fue posible gracias a la actuación voluntaria y desinteresada de un grupo de 34 personas: fotógrafos, peluqueras, maquilladoras, informáticos y voluntarios al servicio de la organización.

Si tuviera que resaltar algún aspecto de una jornada que para mí resultó, a la par que desconocida, inolvidable, sería el protagonismo desempeñado en todo momento por quienes se erigieron en actores principales de ese día: los jóvenes del Centro Ocupacional de Pando. Bastaba para ello con ver el interés con el que se entregaron en todo momento durante las distintas tomas, así como la alegría y la belleza que reflejaban sus rostros en el momento de recoger las fotografías.

Podemos discutir abundantemente sobre cuál sea la mejor forma de cambiar el mundo. Y si dicha tarea corresponde más a las instituciones que a quienes no se sientan en los sillones de palacio. Pero, en todo caso, parece innegable que cada persona se forja su propia grandeza, y que actuaciones como éstas hacen mejores tanto a quienes las organizan como a los que, armados con la mejor de sus sonrisas, nos devuelven la confianza en un futuro mejor.

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