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Los últimos días de Constantino Turón

La muerte del más famoso de los bandidos asturianos nunca fue aclarada, apareció sin sentido y magullado en la escombrera del pozo San Mamés y no logró recuperarse

Los últimos días de Constantino Turón

El día 14 de junio de 1932, Constantino García "Turón", el más famoso de los bandidos asturianos, escuchaba el que iba a ser su último veredicto después de llevar unos meses en prisión preventiva tras haber sido detenido cuando cumplía casi cuatro años alejado del presidio, gozando de uno de los períodos más largos de libertad que había tenido en toda su vida.

Sobre él pesaba una acusación por un delito de robo con lesiones leves y el jurado de la Audiencia provincial de Oviedo, teniendo en cuenta su edad, la trayectoria pacífica que había llevado en ese tiempo y la simpatía popular que el personaje despertaba a su alrededor, decidió condenarlo a cuatro meses por las lesiones y le absolvió del robo, lo que suponía, una vez descontado el tiempo que ya llevaba en la cárcel, la libertad inmediata.

Constantino, cansado de todo y sorprendido por la benevolencia de sus jueces, pidió permiso para hablar y pronunció un discurso de agradecimiento en el que prometió solemnemente retirarse de su "profesión" de salteador de caminos y no volver a reincidir: "llegó la hora del arrepentimiento y viviré honradamente". Su declaración retumbó en la sala y fue recogida por la prensa nacional.

Al día siguiente, "El Heraldo de Madrid" contaba al público de la capital su historia: "Trátase de un viejo bandolero, celebre en Asturias, autor de numerosos robos y atracos a mano armada por las montañas y salteador de caminos que vivió muchos años burlando a la fuerza armada". Poco después "El Sol", en un tono más crítico dudaba de las intenciones del veterano atracador en una crónica firmada por un hijo de la escritora Concha Espina, el periodista Víctor de La Serna, quién informaba así a su lectores: "El Turón exhibe treinta y cinco años de carrera triunfal. Su primer delito fue el robo en la estación de Reicastro de un billete de veinte duros, nuevecito y perfumado que le produjo una voluptuosidad enfermiza, millares de asaltos a quintanas e invernales son el núcleo principal de sus hazañas" y remataba diciendo: "Ayer "El Turón" ha pedido perdón a la humanidad en un discurso redicho y pretencioso diciendo que ¡Ahora! va a ser bueno y honrado".

El caso es que Constantino García volvió a Urbiés, donde fue recibido como un héroe, cumplió su palabra y pasó sus últimos meses ganándose los cuartos con un pequeño trabajo artesanal y soñando con los recuerdos de otros tiempos que le hacían repetir una y otra vez los más allegados; de manera que cuando fue consciente de que no le quedaba otra cosa más que esperar el punto final al que todos debemos llegar, decidió que merecía la pena dejar constancia de su azarosa existencia para que su nombre no se perdiese para siempre en las nieblas del olvido.

En abril de 1994, el curioso Jaime Huelga publicó en una sección de este mismo diario una breve biografía del bandolero en la que contaba que Tantino había elegido para que redactase sus memorias a su padre, que entonces era conocido un colaborador habitual en las publicaciones del concejo de Mieres, pero falleció sin poder cumplir su empeño.

Veamos el párrafo completo: "Cuando yo contaba, acaso, un año de edad Constantino Turón se acercó a casa de mis padres que vivían en El Carbonero de Santa Germana (no lejos de Rozamayor, donde hoy se celebra la romería de Los Felechos), con el fin de que mi padre Vicente Huelga escribiera sus memorias. Así dio cumplimiento a sus deseos y Constantino compareció varias veces en mi pueblo natal, dejando luego de hacerlo debido a su súbita muerte, acaecida en cierto lugar deshabitado, bien en una cantera o escombrera. Entonces se especuló sobre si había sido motivada por un accidente casual, pero también se hablaba de un posible asesinato".

En efecto, cuando había transcurrido menos de un año desde aquel último juicio, Constantino García perdió la vida en un suceso extraño que nunca se aclaró y que vino a aumentar su leyenda. Tantino era un personaje popular, llevaba consigo la fama no haber cometido delitos de sangre y se decía que nunca había robado a un pobre. Se daba como cierto que en varias ocasiones había socorrido a familias menesterosas con algún botín sustraído a sus explotadores e incluso un cura de aldea al que había intentado robar, contaba a quien quisiera escucharlo como, cuando el bandolero entró en su casa, al ver que allí se encontraban recogidos varios pobres, en vez de llevarse el cepillo lo había engordado de su propio bolsillo antes de marcharse otra vez a los caminos.

Así no era extraño que alrededor de su persona se produjesen episodios tan poco edificantes para la justicia como el que relató "La Época" el domingo 6 de abril de 1913: "Ha terminado la vista de la causa seguida contra el bandido "Turón", que fue condenado a siete años de presidio. Al salir el procesado de la Audiencia se dio el vergonzoso espectáculo de que la multitud le aplaudiera. Muchas personas de acercaban para dar limosna al condenado, el cual llegó a reunir una cantidad bastante respetable. Hasta algunos jurados le dieron monedas de plata. Después se organizó una verdadera manifestación que acompañó a Constantino hasta la cárcel aplaudiendo y vitoreando".

Pero, también eran legión las víctimas de sus robos y las venganzas que se habían jurado para lavar las humillaciones, de manera que cualquiera pudo haber encargado su asesinato. Nunca lo sabremos. Tantino apareció magullado y sin sentido en la antigua escombrera del pozo San Mamés, a caballo entre Sotrondio y Blimea, donde hoy se ubica un polígono industrial.

Como no se recuperó, no pudo hablar y se llevó con él la explicación de su final. La prensa del momento lo consideró un accidente, pero a los ojos del pueblo siempre le pareció que lo más acorde para cerrar la leyenda del "Turón" tenía que ser un asesinato no resuelto, que acabase de poner la guinda de misterio a sus celebradas aventuras.

Volvamos a la hemeroteca para ver como ejemplo la columna que le dedicó en su edición de Madrid el diario "La Voz" el viernes 24 de marzo de 1933: "Muere a consecuencia de una caída el aventurero "Turón"", titulaba su crónica el corresponsal que firmaba como "Febus", para escribir a continuación: "A consecuencia de una caída falleció en el hospital Constantino Rodríguez apodado "Turón", aventurero asturiano que hace muchos años se hizo famoso en esta provincia por sus numerosos atracos y robos a mano armada. Hace tres años, después de cumplir larga condena, regresó a Asturias, donde, ya viejo, se ganaba la vida como comisionista. Se recuerda su evasión de la cárcel de Oviedo, para la cual abrió en la pared de la celda un boquete que ocultaba un lienzo donde tenía pintado un barco. El "Turón" llamó al director de la cárcel y le enseñó el cuadro diciéndole: "Mañana sale". Efectivamente, al día siguiente el "Turón" se escapó de la cárcel.

Como vemos, la muerte, que nos convierte a todos en buenos, hizo que la prensa se refiriese a él como aventurero, evitando la denominación de bandolero que le había acompañado toda su vida. En cuanto a su famosa fuga, todo indica que en este caso la realidad superó a la fantasía y que fue un hecho cierto, aunque hemos leído diferentes versiones que la sitúan en el penal de Santoña, la cárcel de Torrero en Zaragoza o incluso en Valladolid, Tantino estuvo en todas y de todas se fugó -la prensa es testigo-, pero creo que lo del barco pudo ocurrir en la de Oviedo, donde, por otra parte, en diferentes ocasiones dio también muestras de su ingenio.

Y si no, vean como se marchó el 10 de enero de 1911, según "La Época": "El bandido "Turón" se fugó de la Cárcel Modelo perforando la pared de su celda ayudado por un preso de confianza que ejercía el cargo de celador. Para realizar su fuga puso en su cama un muñeco y pasó a la celda del celador y con este, abriendo un boquete en el tabique, al taller de carpintería, que da al patio, desde el cual escalaron la tapia y salieron al campo, pero el preso que acompañaba a "Turón" se arrepintió y volvió a la cárcel".

¿No les parece fantástico? La verdad es que debió de haber pocos escapistas tan hábiles, aunque él siempre acababa siendo capturado. Déjenme dar un último ejemplo, también de Oviedo y en este caso fallido, pero que seguramente también les llama la atención. En esta ocasión fue el 29 noviembre de 1912, cuando se encontraba amarrado con cadenas y en una celda de castigo, pero aún así, lo intentó y como un Houdini asturiano pudo soltarse y fue detenido encaramado en una ventana a la que previamente había serrado las rejas tan perfectamente que no se notaba nada.

Cuando se dio parte de este hecho el párrafo final decía más de nuestro personaje que un informe completo: "Al conducirsele a otra celda renegaba de su mala estrella, anunciando sin embargo que en breve se fugaría".

Otro bandolero de leyenda, "Santiagón" de Peñerudes, que le fue a esperar cuando volvió a Urbiés después de su último juicio, también acudió con su mujer para llevar unas flores en su entierro. Otro día hablaremos de esta relación.

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