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La extraña muerte de Juan Guerrero

El minero asturiano conocido como "Juanón" fue asesinado a tiros en Barcelona en 1971, acusado por sus compañeros del PCE (i) de ser un delator de la Policía

La extraña muerte de Juan Guerrero

A finales de los años 60, los aires de la nueva izquierda que se extendían por Europa salpicaron al monolítico Partido Comunista de España que vio como muchos de sus militantes más jóvenes lo abandonaban para sumarse a otras tendencias más modernas surgidas del Frente de Liberación Popular y de los sectores católicos progresistas. Así nacieron muchos grupos que tuvieron una andadura corta, pero también partidos como el Movimiento Comunista de España, la Organización Revolucionaría de Trabajadores, Bandera Roja, el Partido del Trabajo de España, el PCE (m-l) o el PCE (i), por citar a los más importantes.

La historia de este último grupo es confusa incluso para quienes se han ocupado de investigar exhaustivamente esta época. Se formó en 1967 en Barcelona y de su complejidad dan idea las sucesivas escisiones que acabaron formando cuatro corrientes diferentes: el original Partido Comunista de España (internacional); Línea Proletaria; Quinta Fracción y el Partido Comunista de España (internacionalista), de un nombre casi idéntico al primero, por lo que para diferenciar a sus militantes se los conocía como los "istas".

Todos ellos basaban su teoría en la crítica al partido de Santiago Carrillo y en un radicalismo extremo que en ocasiones los llevó no sólo a justificar la lucha armada contra el Estado, sino a emplear la violencia verbal y también la física para resolver las diferencias entre sus mismos camaradas.

Para el historiador Tino Brugos, en Asturias el activista más destacado del PCE (i) fue Gonzalo Tejerina, quien trajo la idea desde Valladolid, donde estaba estudiando, para implantarla en la Universidad de Oviedo, dentro de las Facultades de Filosofía y Letras, y la de Biológicas. Por su parte, la dirección del partido envió desde Cataluña a Manuel Armenta Espejo, para introducirse en los sectores obreros de Mieres y Avilés y, en el Nalón, también hubo un grupo activo dirigido por Félix Alberdi "Felichu", quien ya había pagado tributo por su participación en las huelgas del 62; con él estaba su compañera Maruja Ramos y otro joven minero llamado Juan Guerrero Escaria.

La persecución policial acabó obligando al PCE (i) a funcionar con células clandestinas de tres personas que se coordinaban eligiendo un responsable que recibía y transmitía las órdenes elaboradas por un comité, de forma que esta medida de seguridad trajo la consecuencia de que muchas veces unos militantes no conocían a los otros y ahora es difícil saber con exactitud los movimientos que se produjeron entre las cuencas mineras y los núcleos que llegaron a funcionar en Avilés y Oviedo.

Por la misma razón, las continuas escisiones que se dieron en Cataluña, donde el partido era más numeroso y tenía una vida más activa, aquí no llegaron a comprenderse nunca del todo.

En la primavera de 1969, justo cuando se vivía uno de los momentos más tensos en la historia de este grupo, con el enfrentamiento que acabó separando a los "istas", se produjo la primera caída masiva del PCE (i). Como sucede con casi todo lo que rodea a este grupo, las circunstancias de esta acción también son confusas. Según se contó, la Guardia Civil había recibido la orden de vigilar el piso de Barcelona en el que se reunían y tuvo que actuar precipitadamente debido a unos disparos producidos en el fragor de la discusión entre las dos facciones del partido, que alarmaron a los vecinos.

Javier Tebar, director del Archivo Histórico de CC OO de Cataluña, explica así este momento: "Durante los meses de 1969 el propio PCE (i) había padecido una escisión en sus filas a raíz del asesinato de Juan Guerrero en Sant Fost, un pueblo del interior de la provincia de Barcelona, que fue atribuido a una orden de la dirección de la propia organización. Con ello se originó una nueva división de la que nacería el Partido Comunista de España (internacional)".

Sin embargo, esto parece un fruto de la confusión de que les hablo, ya que Juan Guerrero siguió vivo hasta 1971. El 27 de abril de aquel año fueron detenidos en una redada 32 militantes, dejando tan tocada a la organización que estuvo a punto de desaparecer. Todo había sido consecuencia de una delación y hubo quien lo acusó a él de haber dado el chivatazo, lo que firmó su sentencia de muerte.

Muchos años después, ya en 1999, José Ramón Gómez Fouz en su libro "Clandestinos", aportó todo lujo de detalles apoyando esta acusación. Su información partía de los propios informes policiales a los que tuvo acceso, pero aún así, hay quienes siguen poniendo en duda las conclusiones del autor, basándose en que da una visión sesgada de los hechos que narra, y como prueba de esta parcialidad están los elogios que ha recibido de alguien tan marcado por su sectarismo como Pío Moa.

Gómez Fouz se empeñó en demostrar que Juan Guerrero Escaria fue sobre todo un destacado confidente policial. Según su versión, "Juanón", como lo llamaban en aquellos años, era natural de Valdepeñas, pero había pasado su niñez y adolescencia en Asturias, convirtiéndose en un minero alto y fibroso, muy valiente y combativo. Vivió en La Nisal, era militante del PCE y trabajó en el Pozo Fondón hasta que fue expulsado por su constante implicación en los conflictos laborales

Luego, después de una estancia en la cárcel, fue convencido por el conocido comisario Claudio Ramos para que trabajase a su servicio, pasó por Llascaras y Modesta y acabó colocado por el policía en una explotación de La Colladona, llamada Mina Miravalles. Era un pozo propiedad de Efrén García Fernández, adonde solían ir a parar obreros despedidos de otras minas, con fama de haber tenido responsabilidad en algún conflicto, para tenerlos a todos controlados en un mismo lugar. Más tarde, al comisario Ramos le interesó tener a alguien infiltrado en el Pozo Polio y lo trasladó hasta allí, teniendo que falsificar una placa de sus pulmones para ocultar la silicosis que ya padecía.

Siempre según Gómez Fouz, cuando empezaron los problemas entre los comunistas exiliados que dieron como fruto las escisiones de las que salieron el PCE (m-l) y el PCE (i), "Juanón" era una pieza tan importante en el aparato de información policial, que fue llevado a trabajar a Bélgica y luego a Francia, alternando su domicilio con Barcelona e incluso se le financió una estancia de seis meses en China, siempre bajo el control de las autoridades franquistas para que siempre pudiese estar en el meollo de estos grupos.

Con respecto a la caída del aparato en Barcelona, en "Clandestinos" puede leerse que Juan Guerrero informaba desde allí a sus contactos policiales, siendo suya la responsabilidad de las detenciones de aquel abril de 1971, hasta el punto de que la acción fue denominada con el nombre gijonés de Operación Mareo y cuando todo concluyó, el antiguo minero viajó de regreso a Asturias en un coche camuflado, recibiendo por sus servicios la cantidad de 100.000 pesetas de la época.

Parecen demasiados detalles para dudar de que las cosas no fuesen así, pero lo que sucedió más tarde ya no puede explicarse. Dos meses después, "Juanón" se empeñó en volver a Barcelona, a pesar de que los comisarios asturianos insistieron en que no lo hiciera y el día 13 de julio apareció asesinado de varios disparos. Gómez Fouz escribe sus propias conclusiones sobre este episodio, dando por buenas las sospechas de Claudio Ramos. Para el policía, quien apretó el gatillo fue otro infiltrado llamado José Luís Espinosa, que dependía de su siniestro colega el llamado "superagente" Roberto Conesa, y años más tarde iba a hacerse famoso al atentar también contra el líder independentista canario Antonio Cubillo.

La última reflexión de Gómez Fouz sobre este caso es la de que "a Juan Guerrero Escavia la muerte le privó de ser agente del CESID, la Central de Inteligencia española que se iría formando al año siguiente, y que no hubiera desaprovechado a un hombre de su valor".

Otro matiz lo da Lorenzo Peña, fundador del PCE (ml), en su libro "¡Abajo la oligarquía! ¡Muera el imperialismo yanquí! Anhelos y decepciones de un antifascista revolucionario". En sus páginas se aportan más detalles, como la confirmación de que Juan Guerrero estuvo en Francia entre comienzos de 1967 y primavera del 68, compartiendo piso con él. Afirma que allí lo conocían como "Roberto" y escribe que "más tarde se dijo que había pasado a ser confidente de la policía franquista y actuó en contra del PCE (ml) y a favor de aquella extraña organización que fue el PCE (i). También aprovecha para criticar la confusión de Gómez Fouz al referirse a estos dos partidos y llega a calificar a su libro como "de mal olor"".

Peña no duda de que fue el "Partido Comunista Internacional" quien ejecutó a "Juanón", "al parecer en Barcelona? quizá al haber descubierto estos sus lazos ocultos con la Brigada Político Social", pero no hace falta que les diga que aquí quedan muchas cosas en el aire. Ya lo ven: otro asunto por aclarar.

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